jueves, 29 de noviembre de 2018

Cómo la falta de sueño favorece la obesidad







La falta de sueño favorece la obesidad. Y por el contrario, el  niño cuyos padres le han enseñado el hábito de dormir su noche completa, es un niño más independiente, menos demandante y más equilibrado, con mejor desarrollo físico y cognitivo. Puesto que el niño es sinónimo de movimiento, con suficientes horas de sueño logrará llevar a condiciones basales su frecuencia cardiaca, su presión arterial y su frecuencia respiratoria, y su cerebro logrará su merecido descanso. Con un buen sueño nocturno se favorece la liberación de hormonas importantes para un mejor desarrollo humano: hormona del crecimiento, melatonina, serotonina y otras..

 Investigaciones recientes están asociando la falta de sueño con la obesidad en niños y adultos, es decir, que si se duerme  pocas horas, se tienen más probabilidades de ser obeso. Algunos pensarían que es lo contrario. Que los obesos siempre viven durmiendo. Entonces, si duermen tanto, deberían mantener un buen peso. Ese sueño, es producto de una respiración deficiente por defecto de un control del cerebro sobre la respiración con acumulación de CO2, falta de oxigeno y apneas prolongadas, que más que un verdadero sueño es lo que se conoce en medicina como la somnolencia del obeso o “síndrome de Pickwick”.

El cuerpo humano produce dos hormonas que son reguladas por el sueño y que manejan la sensación del hambre y la saciedad. Una es la Leptina, que es producida por los adipositos o células grasa de nuestro cuerpo. La liberación de esta hormona en la sangre indica que nuestros adipositos tienen suficientes reservas de grasa que al actuar sobre el hipotálamo va a inhibir el hambre (saciedad), y la otra es la Ghrelina, que es sintetizada por el estómago cuando está vacío, que produce la sensación de hambre. Dormir pocas horas por las noches se ha demostrado que baja los niveles de Leptina y aumenta los de Ghrelina y que ambos efectos se suman cuando se duerme poco y mal aumentando el hambre, lo que lleva al individuo a ingerir mucho más calorías.

Los padres deberíamos lograr que desde muy pequeños nuestros hijos tengan buenos hábitos del sueño y  de convivencia civilizada. Con ello en gran medida le estaríamos ganando la batalla no solo a la obesidad, sino también a conductas que hoy están dañando la calidad humana de nuestros niños y jóvenes.

Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana








miércoles, 21 de noviembre de 2018

Por qué la ansiedad afecta tanto a los jóvenes de hoy


Amy Morin, reconocida psicoterapeuta de los EE.UU. nos expresa sus opiniones respecto de una publicación reciente del New York Times titulada: “Por qué cada día hay más jóvenes (teenagers) sufriendo de ansiedad severa”. Una situación que puede extrapolarse a muchos otros países.

La tecnología, un escape poco saludable: el constante acceso a los medios y dispositivos digitales no les está permitiendo a los jóvenes tener vivencias como aburrirse, estar tristes o experimentar la soledad. Situaciones que pretenden resolver no por sí mismos, sino, inmersos en los juegos electrónicos, los que siguen usando incluso cuando se van a la cama, lugar en el que deberían descansar y dormir.

Énfasis excesivo en la búsqueda de una felicidad constante: esto no es posible, porque la realidad está muy lejos de ser una vivencia de felicidad permanente. Y, muchos padres creen que su función es esa, lograr que sus hijos sean felices todo el tiempo, sin entender que es muy normal y saludable que los niños sientan tristeza, frustraciones y decepciones.

Padres en un paraíso irreal: eres el mejor, lo máximo, el primero del grupo, el más inteligente. No es que se deje de reconocer los éxitos de nuestros hijos, pero, la alabanza constante es causa de grandes frustraciones, ansiedad e inseguridad, elementos para la construcción de una autoestima débil. Son padres que lo resuelven todo, asistentes personales de sus hijos en lugar de ser sus guías.

En los últimos tiempos, los padres estamos criando niños sin habilidades interiores, sin ofrecerles las oportunidades para el desarrollo de su espiritualidad, con demasiado interés en el éxito material y pocos aportes en el desarrollo de sus habilidades emocionales. Somos muy indulgentes por un lado, reconociendo muy bien los derechos del niño, y por el otro, sin hacerles conscientes de sus deberes, que siempre deberían ser más que sus derechos. Porque para producir mejores ciudadanos y una mejor sociedad, hay que criar y educar con madurez y equilibrio, con amor y responsabilidad, dando y restringiendo, poniendo algunos límites. Es una tarea que exige de una gran inversión de tiempo.

FUENTE: “10 reasons why Teens have so much anxiety today”, Amy Morin, LCSW.

Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana