lunes, 30 de noviembre de 2020

RECHAZO A LA VACUNA DE LA COVID-19

 

Desde hace años existe una corriente de rechazo a las vacunas y en estos días, se oyen voces contra las nuevas vacunas que habrán de surgir si queremos detener el ritmo de enfermedad y muerte de la COVID-19.” Yo no me pongo esa vacuna”, nos dicen, y cuando preguntamos por qué, los argumentos son diversos, con un común denominador en todos: no hay evidencia científica que los respalde.

 

Cuando nos ponemos una vacuna, lo que se introduce en nuestro cuerpo es un virus o una bacteria muerta o debilitada que no está en capacidad de producir enfermedad. Pero que es capaz de engañar a nuestro sistema inmunológico que entiende que nos vamos a enfermar y comienza a producir anticuerpos contra esa enfermedad que todavía no se ha producido. Cuando unos padres vacunan a sus hijos contra el tétano no le están induciendo a enfermarse de tétano, le están evitando una terrible enfermedad. Cuando comencemos a vacunar contra la COVID-19 estaremos evitando la enfermedad, no produciéndola, porque de la manera como se están elaborando las vacunas eso no es posible. Yo particularmente, desde que esa vacuna llegue al país me la pongo y recomendaré a mi familia a que lo haga, como he recomendado en el ejercicio de mi profesión vacunar contra la rabia a todo niño que ha sido mordido por un perro u otro animal sospechoso.

 

Las vacunas como cualquier antibiótico o producto que podamos tomar o inyectarnos, pueden producir un efecto secundario no deseado, pero al comparar esos efectos con sus beneficios, la balanza se inclinará siempre por usar el antibiótico o la vacuna que está en capacidad de protegernos.

 

AstraZeneca – Universidad de Oxford tiene una vacuna con una efectividad de un 70%. Pfizer-BioNTech otra con una efectividad de un 95% y laboratorio Moderna informó que la suya tiene una efectividad de un 94%, todas sin efectos secundarios importantes que ya han sido evidenciados científicamente. En una pandemia como la que estamos padeciendo, mortal e impredecible en sus efectos y secuelas, disponer de una vacuna incluso con una efectividad aún menor, siempre será beneficioso.

 

 Mientras los procesos rigurosos de la producción de las vacunas contra COVID-19 se agotan, sigamos vacunando a nuestros niños y adultos contra las enfermedades y con las vacunas conocidas, lavémonos las manos, evitemos el aglomeramiento y usemos la mascarilla.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo

República Dominicana.

 

 

 

lunes, 23 de noviembre de 2020

SARS-Cov-2: UN VIRUS SORPRENDENTE

 

Este virus no deja de sorprendernos. Ahora se habla de casos esporádicos de reinfección, aunque desde la OMS se afirma, que esos pocos casos de reinfección que se le atribuyen a este nuevo coronavirus son “estadísticamente irrelevantes”. Se dice que se produce reinfección cuando una segunda infección ocurre tras una infección anterior en una misma persona por el mismo agente que le había infectado.

 

Fragmentos del virus muerto en pacientes que fueron infectados semanas o meses atrás, pudieran dar una prueba PCR positiva y eso confundirse con una reinfección sin serlo, en una persona que ya no tiene ningún síntoma, porque la PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) identifica por igual al virus muerto que al vivo. Pero si un paciente que fue infectado, que presentó síntomas y una prueba positiva confirmando el diagnóstico, y cuya prueba se hizo negativa dos o tres semanas después; si ese paciente un tiempo más tarde comienza a tener tos, fiebre, dolor de garganta, cefalea y problemas respiratorios con una PCR de nuevo positiva, entonces habrá que admitir que hubo una reinfección. Algunos casos han sido reportados en Europa, Asia, EE.UU. y Ecuador. En R. D. también, aunque entre nosotros no sabemos si se tienen las evidencias.

 

Esto viene a plantear una situación nueva e interesante respecto a la respuesta inmunológica de las personas a la infección por el SARS-Cov-2. ¿Puede este virus producir mutaciones? Eso es cierto. ¿Responden las distintas personas de la misma manera a un mismo virus o bacteria? No. ¿cuál es el tiempo de inmunidad después de habernos infectado con el nuevo coronavirus, para estar seguros que no volveremos a infectarnos? Eso no lo sabe nadie, y son estas algunas de las preguntas que la ciencia deberá responder en el futuro. Son también, algunos de los obstáculos que la ciencia y la investigación tendrán que salvar para la elaboración de una vacuna eficaz y segura.

 

Por lo tanto, debemos concluir, que el haber padecido la enfermedad COVID-19 nos debe producir algún tipo de inmunidad que no sabemos por cuánto tiempo nos protegerá. Y que contrario a lo que pudiéramos pensar, el que ha sido infectado por el nuevo coronavirus, debe mantenerse observando las mismas medidas de protección y vigilancia que las personas que no se ha contagiado. Porque estamos ante un virus que no deja de sorprendernos.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo

República Dominicana.

 

 

 

 

sábado, 14 de noviembre de 2020

NOVIEMBRE: MES DEL NIÑO PREMATURO

 Prematuro es el niño que nace antes de cumplir las 37 semanas de gestación, cuando lo correcto es que nazca a las 39 o 40 semanas. Cada año nacen en el mundo 15 millones de niños prematuros, un problema que en vez de disminuir parece estar incrementándose  principalmente en los países más pobres de nuestra América, África y Asia, pero también en los países más desarrollados con adolescentes que se embarazan y mujeres añosas con embarazos múltiples por ingesta de drogas para la fertilización y, con el aumento del número de cesáreas programadas y el nacimiento de niños prematuros tardíos, niños sanos que tienen derecho a la espera y que son extraídos entre las 34 y 37 semanas de gestación.

 

El niño prematuro es motivo de angustia y una carga económica para la familia y la sociedad, puede morir tempranamente o presentar problemas respiratorios, infecciones, déficit cognitivo y parálisis cerebral a más largo plazo entre otras complicaciones. Al nacer, el prematuro puede desarrollar problemas de salud propios de su condición que pudieran pasar desapercibidos para el médico general, la enfermera e incluso para el pediatra que no tenga el expertís de un neonatólogo, con consecuencias funestas en su desarrollo psico motor y del aprendizaje que le afectarán de por vida.

 

El recién nacido prematuro puede hacer episodios de hipoglicemia (baja concentración de glucosa en su sangre) elemento esencial para una buena función cerebral. La hipoglicemia neonatal es causa importante de daño cerebral si no se detecta y corrige a tiempo. El rendimiento académico a los 10 años de edad está relacionado directamente con los niveles de concentración de glucosa en las primeras horas de vida y, niños que han tenido baja concentración de glucosa al nacer, pueden presentar disfunción auditiva, visual, motora y ejecutiva en la edad pre escolar y escolar. De ahí que evitar el nacimiento del niño antes de llegar al término debe ser un compromiso del sistema nacional de salud y una prioridad de salud pública para el estado.

 

 Noviembre es el mes del prematuro y el 17 es el día internacional dedicado a esa criatura indefensa extraída sin su consentimiento del vientre de su madre. Es un llamado de atención para disminuir sustancialmente esos nacimientos y, capacitar a nuestros médicos y enfermeras para recibir con las mayores garantías a esos niños que seguirán naciendo.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo

República Dominicana.

  

lunes, 2 de noviembre de 2020

DEBE EVITARSE El EMBARAZO EN MEDIO DE ESTA PANDEMIA?

 

“Las nuevas conclusiones apuntan a que las embarazadas con COVID-19 tienen menos probabilidades de presentar síntomas que las no embarazadas con esa enfermedad, pero son más susceptibles de necesitar cuidados intensivos en caso de enfermedad grave” (OMS).

 

Una investigación publicada el primero de septiembre/2020 en la revista médica especializada B M J (British Medical Journal) señala que las embarazadas con COVID-19 experimentan menos fiebre o dolores musculares, pero que, si contraen una forma grave de la enfermedad, necesitan con más frecuencia cuidados intensivos que la mujer embarazada sin dicha enfermedad. Las embarazadas con COVID-19 tienen, además, más probabilidades de parir niños prematuros y, uno de cada 4 bebés de mujeres con Covid-19 es ingresado en la unidad de cuidado neonatal, aunque todavía, faltan datos sobre las causas reales de dichos partos prematuros.

 

Durante la epidemia de Zika iniciada en Brasil y que permaneció por los años 2015/2016 se descubrió una relación directa entre las embarazadas que padecieron la enfermedad y el nacimiento de niños con cerebro y cráneo pequeños(microcefalia), lo que dio lugar a que los organismos internacionales de vigilancia en salud pública recomendaran a las mujeres posponer el embarazo hasta que la epidemia por Zika desapareciera.

 

¿Tiene sentido aconsejar iguales medidas ante la COVID-19? Esto, tiene muchas implicaciones éticas y deberá ser la decisión de la pareja ante una enfermedad que, como la producida por el SARS-Cov-2 hasta el momento no existen evidencias científicas y concluyentes de que la madre la pueda transmitir de manera vertical a través de la placenta a su hijo.

 

Por otra parte, recordemos, que cuando se presentó la epidemia por el VIH y, ante el hecho de que una cuarta parte de los hijos de madres con la enfermedad terminaban mal, se determinó recomendar a las mujeres no salir embarazadas hasta conocer mejor el comportamiento de ese virus.

 

Por lo tanto, una medida prudente podría ser, recomendar a la mujer y a la pareja, no embarazarse en medio de esta pandemia COVID-19 hasta tanto conozcamos mejor a un virus que nos sorprende cada día con algo nuevo y del que tenemos tanto que aprender. Entre otras cosas, cuáles son las consecuencias a largo plazo de padecerlo en el embarazo para la madre y también para su hijo.

 

Fuente: New England Journal of Medicine. 30 de septiembre/2020.

               DOI: 10.1056/NEJMp2027940

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo

República Dominicana.