Es un estado en el que las personas perciben el mundo
como un lugar aterrador, peligroso y violento. La televisión y otros medios de
comunicación junto a las redes sociales son en gran medida los agentes
responsables. Lo padecen muchas personas, particularmente los niños y jóvenes
en la sociedad de hoy.
Esta entidad conocida también como el Síndrome de un
mundo cruel, es un término acuñado por George Gerbner para describir un
fenómeno por el cual la violencia, relacionada con el contenido de los medios
de comunicación hace que el espectador crea que el mundo es más peligroso de lo
que realmente es. Es un aprendizaje y una cultura que daña, que esconde lo
bueno que podemos ser, la belleza del planeta y de la naturaleza que nos rodea.
“Existe amplia evidencia científica que respalda la
influencia de la violencia mediática en el comportamiento agresivo y la salud
mental de adultos y niños. Algunos ejemplos incluyen a la imitación conductual
mediante la observación, la desensibilización ante la violencia y la reducción
de la empatía”. Organizaciones médico-científicas llevan más de 50 años
advirtiendo sobre la violencia en los medios de comunicación”.
Si eres de las personas que pasan mucho tiempo frente al
televisor y en las redes sociales y vives pendiente de todas las noticias, sin
que dejes de informarte, trata de pasar menos tiempo bajo esa influencia. Intenta
hacer algún deporte o actividad física. Escucha buena música, lee algo, lo que
sea, un libro, un cuento o novela y de alguna manera intenta ser creativo. Y el
mundo, no te parecerá tan violento y mezquino como te lo están presentando.
Intenta ver lo bello del planeta y tu medio ambiente; y haz algo para
preservarlos. Porque las posibilidades son muchas: cuidar las plantas, los
animales, los ríos y las playas. Darle a tus amigos, vecinos y familiares lo
que a ti te gustaría recibir.
Sin perder el sentido de la objetividad y conscientes de
la realidad que vivimos, deberíamos transformarnos en ciudadanos responsables de
ejercer la presión para que se produzcan los verdaderos cambios que el país necesita
para crecer. Convertirnos en una sociedad resiliente y trabajadora, que cumpla
con sus deberes a pesar de las adversidades y los dirigentes que tenemos o
hayamos tenido. Que aprendamos a discernir entre la información honesta y la desinformación
engañosa que la T.V., las redes y otros medios nos ofrecen a diario.
Marcos Díaz Guillén
Pediatra de la República Dominicana.