El sonambulismo
no es una enfermedad. Es un trastorno del sueño más frecuente en los varones
que en las hembras, y hasta un 15% de los niños entre los 3 y 15 años lo pueden
padecer, para desaparecer en la adolescencia. Puede verse en más de una persona
en una misma familia, lo que hace pensar en la herencia como factor causal. Sin
embargo, todavía no se ha encontrado un gen responsable de éste trastorno.
El niño
sonámbulo se levanta 3 a 4 horas después de haber ido a la cama a prepararse
porque supuestamente va para el colegio, o simplemente a deambular con sus ojos
abiertos, aunque dormido. Los pediatras recomendamos a los padres, no despertarlo
no porque signifique algún peligro, sino, porque el niño puede despertarse
asustado, confuso y desorientado. Lo que sí deben hacer es, de manera ecuánime,
conducirlo a la cama donde continuará durmiendo tranquilamente.
El niño sonámbulo,
deberá ser vigilado para que no se haga daño. Su habitación deberá ser segura,
sin escaleras, con puertas y ventanas que el niño no pueda abrir hacia el
exterior y sin objetos o cables con los
que pueda tropezar. Su condición no deberá obstaculizar la vida normal de su
hijo. Si éste tiene que dormir fuera de su casa, las personas responsables
deberán ser informadas para que tomen las medidas de lugar, igualmente si tiene
que ir a un campamento de verano. Porque impedirle hacer vida como los demás
niños de su edad, pudiera afectar negativamente su valoración personal. En
cualquier caso, siempre deberá dormir en cama normal y nunca en camarotes.
Los padres, no
deberán regañarlo, porque el sonámbulo no tiene conciencia de lo que le pasa por
las noches. Con mucha comprensión y casi a manera de chiste, quitándole
importancia a lo sucedido, deberán explicarle que a otros niños les pasa lo
mismo, y que eso pronto va a desparecer, porque el niño debe conocer de su
condición. Se recomienda además, hacer buenos hábitos del sueño nocturno en sus
hijos, no sobrecargarlos con tareas muy duras durante el día y respetar sus
momentos de ocio, porque la fatiga y el estrés excesivos, pueden ser factores
predisponentes.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana