La tos ferina, que también se conoce como pertussis o tos convulsa, puede ser una infección grave si el niño la adquiere en sus primeras semanas de vida. En su inicio se comporta como un resfriado común con congestión y moco nasal, estornudos, a veces con fiebre, para luego aparecer una tos intensa. En el bebé muy pequeño, la tos ferina no presenta su tos característica, y en su lugar, simplemente el niño deja de respirar y muere.
Para evitarlo, la mejor medida es, que su madre haya sido vacunada en el último trimestre del embarazo y que los familiares más cercanos estén vacunados: el padre, abuelos, hermanos etc.
En los EE.UU., país que hay que
tomar como referencia por sus estadísticas, la tos ferina ha ido en aumento. En
el año 2012 se reportaron más de 48, 000 casos, la cifra más alta de la
enfermedad desde el año 1955 según informe de los Centros para el Control de
Enfermedades (CDC). Hay más de 1, 300
casos de tos ferina en bebés reportados en septiembre/2015 por las autoridades
sanitarias en siete estados de ese país en los que el contagio fue un familiar
cercano: Un hermano en el 36%, la madre con el 21% y el padre, responsable del
10% de los casos.
¿Por qué este repunte? Se sabe que
el sistema inmunológico del niño en sus primeras semanas de vida es muy débil
como para poder responder adecuadamente a las vacunas, las que se inician a
partir de los dos meses de vida. Y, porque los adultos alrededor del niño no
están vacunados, convirtiéndose estos en la fuente de contagio.
Otra razón es, que en la década de
los 90´s se cambió la vacuna tradicional DPT (Difteria, Tétanos, Tos ferina) que
parece tener una acción protectora más duradera, por la que actualmente se
administra (DTaP) Difteria, Tétanos, Pertussis acelular, que es menos duradera
en su acción protectora, pero que parece tener menos asociación que la primera vacuna con secuelas neurológicas. La
DTaP es excelente, es mejor en cuanto a riesgos, pero debe reforzarse en lapsos
más cortos, porque su acción parece decrecer más rápido en el tiempo.
En resumen, debemos proteger al bebé vacunando a la embarazada en cada
embarazo con la DTaP, a todos los niños a partir del segundo mes de vida,
reforzar sus vacunas según el calendario recomendado por las autoridades de
salud, y vacunar a los adultos para proteger al niño. Y, sacarse de la cabeza
que “vacunar a la embarazada es perjudicial”, es todo lo contrario, haciéndolo,
protegemos a la madre y a su criatura.
Dr. Marcos Díaz Guillén
Pediatra-Neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana