lunes, 28 de septiembre de 2015

Tos Ferina en los Bebés (Pertussis)


La tos ferina, que también se conoce como pertussis o tos convulsa, puede ser una infección grave si el niño la adquiere en sus primeras semanas de vida.  En su inicio se comporta como un resfriado común con congestión y moco nasal, estornudos, a veces con fiebre, para luego aparecer una tos intensa. En el bebé muy pequeño, la tos ferina no presenta su tos característica, y en su lugar, simplemente el niño deja de respirar y muere. 

Para evitarlo, la mejor medida es, que su madre haya sido vacunada en el último trimestre del embarazo y que los familiares más cercanos estén vacunados: el padre, abuelos, hermanos etc.

En los EE.UU.,  país que hay que tomar como referencia por sus estadísticas, la tos ferina ha ido en aumento. En el año 2012 se reportaron más de 48, 000 casos, la cifra más alta de la enfermedad desde el año 1955 según informe de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC).  Hay más de 1, 300 casos de tos ferina en bebés reportados en septiembre/2015 por las autoridades sanitarias en siete estados de ese país en los que el contagio fue un familiar cercano: Un hermano en el 36%, la madre con el 21% y el padre, responsable del 10% de los casos.

 ¿Por qué este repunte? Se sabe que el sistema inmunológico del niño en sus primeras semanas de vida es muy débil como para poder responder adecuadamente a las vacunas, las que se inician a partir de los dos meses de vida. Y, porque los adultos alrededor del niño no están vacunados, convirtiéndose estos en la fuente de contagio.

 Otra razón es, que en la década de los 90´s se cambió la vacuna tradicional DPT (Difteria, Tétanos, Tos ferina) que parece tener una acción protectora más duradera, por la que actualmente se administra (DTaP) Difteria, Tétanos, Pertussis acelular, que es menos duradera en su acción protectora, pero que parece tener menos asociación que la  primera vacuna con secuelas neurológicas. La DTaP es excelente, es mejor en cuanto a riesgos, pero debe reforzarse en lapsos más cortos, porque su acción parece decrecer más rápido en el tiempo.


En resumen, debemos proteger al bebé vacunando a la embarazada en cada embarazo con la DTaP, a todos los niños a partir del segundo mes de vida, reforzar sus vacunas según el calendario recomendado por las autoridades de salud, y vacunar a los adultos para proteger al niño. Y, sacarse de la cabeza que “vacunar a la embarazada es perjudicial”, es todo lo contrario, haciéndolo, protegemos a la madre y a su criatura.

Dr. Marcos Díaz Guillén
Pediatra-Neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana



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