Porque la salud y la prevención de enfermedades no tienen
fronteras, es inexcusable que existan vacunas para pobres y vacunas para ricos.
Que los centros públicos de vacunación puedan proveer unas vacunas y otras no. Para
que esto cambie, necesitamos de una decisión política. De una buena asignación presupuestaria
y permanente y un uso racional de los recursos, de la formación de un personal,
de una logística de almacenamiento, distribución y administración de las
vacunas. Y la convicción de que este asunto es una prioridad.
En este mundo tan conectado por aire, mar y tierra, en el
que los virus, bacterias y parásitos son parte de nuestro equipaje y en el que,
prácticamente el virus del polio salvaje está erradicado. Si las vacunas no
pueden llegar a Afganistán, Pakistán y a otras regiones en condiciones parecidas,
esa amenaza seguirá presente. ¿en cuáles países la gente vive más y mejor? En
los más desarrollados, los que más vacunan. ¿dónde se originan las epidemias?
En los más pobres, con menos acceso a la vacunación y a la educación.
Las vacunas no son productos químicos, son productos
bilógicos con un tiempo de caducidad corto, que deben mantenerse en una cadena
de frio que, en el caso de las vacunas actualizadas para Covid-19 necesitan
temperaturas extremas entre 20 y 80 grados bajo cero, algo muy difícil de
conseguir en países que, como los nuestros carecen de energía eléctrica
permanente debido al mal uso de sus recursos. Un reto pendiente para
reflexionar y trabajar respecto de la clase de ciudadanos y dirigentes que
necesitamos.
Aunque muchas de las vacunas se producen en los países de
renta baja y media como La India, los países ricos las adquieren muy
rápidamente en grandes cantidades para proteger a su gente, sin que todavía se haya
entendido que con eso no basta. Porque si las vacunas no llegan a todos, a
ricos y pobres, los virus y bacterias seguirán siendo una amenaza para todos.
La Alianza Global para la Vacunación y la Inmunización (GAVI), la OMS y la
Coalición para las Innovaciones en Preparación para las Epidemias (CEPI) han podido
llevar las vacunas a lugares remotos y han logrado avances en la prevención de
enfermedades, pero se necesita una acción global para un problema que es global;
una intervención más directa de aquellas potencias que dicen luchar por la paz,
la salud y el bienestar del mundo. Cuando realmente por lo que luchan es, por más
dominio y más poder.
REFERENCIA: CAIXAFORUM+. En colaboración con ISGLOBAL.
Octubre 31, 2024.
Marcos Díaz Guillén
Pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.