La epidemia de infección por el virus Zika que estamos viendo en Sur, Centro América y el Caribe, y que amenaza entrar en los EE.UU., es la más reciente de las cuatro infecciones virales transmitidas por artrópodos en el hemisferio occidental en los últimos 20 años. Está precedida por el dengue que nos ataca desde hace muchos años con una agresividad inusual en la década de los 90, por el virus del Nilo Occidental que emerge en 1999, y la Chikungunya en el año 2013. Todas transmitidas por mosquito Aedes Aegypti, con excepción del virus del Nilo Occidental que lo transmite un mosquito de la especie Culex.
Observando el comportamiento del Zika en los últimos 60 años, vemos que es
una infección que va de leve a moderada, que se confunde con el dengue, sin que
produzca fiebre hemorrágica o muerte. Sin embargo, datos confirmados en la
Polinesia Francesa, registraron 73 casos de síndrome de Guillian-Barré
(enfermedad de los nervios periféricos que se acompaña de parálisis de los
músculos respiratorios y muerte en muchos casos), y otras condiciones
neurológicas en una población de apenas 270, 000 habitantes.
De mayor significación es la forma explosiva de manifestarse el virus en
Brasil relacionándose con microcefalia (cabeza más pequeña de lo esperado para
la edad y el sexo del recién nacido) en los niños de madres que contrajeron el
virus durante el embarazo.
Hasta el 30 de noviembre/2015 la OMS ha detectado en Brasil 1, 248 casos de
microcefalia en 14 estados de esa nación que están siendo investigados, con una
incidencia desde el año 2010 que se ha incrementado 20 veces. Desde entonces,
el Ministerio de Salud de Brasil está relacionando la microcefalia de sus niños
con el virus Zika.
Es sumamente importante poder confirmar o descartar la relación
Zika-microcefalia, incluyendo investigación y controles epidemiológicos, así
como que éste fenómeno se pueda duplicar en otras especies o modelos animales
para poder presentar este hecho como una evidencia médico-científica real.
No hay dudas que los viajes intercontinentales, la incursión del hombre en
el habitat reservado para otros animales, la explotación inmisericorde del
continente africano, la pobreza, la insalubridad, en fin, la inequidad que
impide que el agua potable llegue a todos los hogares. La basura que se recoge
o la fumigación que se realiza solo ante la amenaza, son un caldo de cultivo
para que los virus nos ataquen con mayor virulencia en estos tiempos.
Para terminar, a los médicos, cuando se nos presente un caso que no podamos
diferenciar entre Zika y dengue, debemos tratarlo como dengue. Porque si lo es,
habremos salvado una vida, y si es Zika, no estaremos haciendo ningún daño.
Fuente: NEJM, Zika virus
in the Americas, January 14, 2016.
Dr. Marcos Díaz Guillen
Pediatra-Neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana
No hay comentarios:
Publicar un comentario