miércoles, 19 de agosto de 2020

Nueva Zelanda: un ejemplo para el mundo

 

Una isla remota, con ausencia de corrupción, con un alto nivel educacional y gran respeto a los derechos ciudadanos. Está libre de COVID-19.

 

Aún con su aislamiento geográfico, se sabía que la introducción del SARS-Cov-2 era inminente debido a la cantidad de turistas y estudiantes que llegan a ese país procedentes de Europa y China continental. Y se esperaba que la pandemia hiciera colapsar su sistema de salud pública. Desde el mes de febrero/2020, sus autoridades se preparaban para una eventual epidemia de influenza, adecuando sus hospitales para la gran afluencia de pacientes. Pero ante la nueva amenaza, de inmediato sus autoridades implementaron políticas de control de sus fronteras para limitar al nuevo coronavirus.

 

El primer caso de COVID-19 en Nueva Zelanda se diagnosticó el 26 de febrero/2020. Esa misma semana, los informes indicaban que el SARS-Cov-2 se comportaba más como un síndrome respiratorio agudo que como influenza, lo que sugería que era posible su contención. Ya en marzo, estaba claro que la transmisión comunitaria se estaba produciendo en un país que no tenía suficiente capacidad de pruebas y rastreo de contactos. Pero su población estaba muy bien informada por una fuerte promoción basada en la ciencia, y sus líderes, cambiaron rapidamente de una estrategia de mitigación a una estrategia de eliminación. El gobierno implementó un bloqueo estricto de todo el país el 26 de marzo, y después de 5 semanas y con los casos disminuyendo, el país rápidamente pasó de un nivel 4 a un nivel 3 de alerta por 2 semanas más, que resultó en 7 semanas donde la orden nacional fue de permanecer en sus casas.

 

A principios del mes de mayo, se identificó el último caso de COVID-19 en la comunidad, la persona fue puesta en aislamiento lo que marcó el final de la propagación

comunitaria. El 8 de junio el gobierno anunció el paso a un nivel 1 de alerta, declarando definitivamente el fin de la pandemia en Nueva Zelanda 103 días después de haberse diagnosticado el primer caso.

 

En nuestro país, la miopía y la intolerancia política impidió oír la voz del presidente del CMD que se desgañitó gritando desde muy temprano que se tomaran medidas similares a las adoptadas por Nueva Zelanda. Hoy, estamos pagando con muchas muertes, esa intolerancia y falta de visión.  

 

REFERENCIA: “Eliminación de la transmisión COVID-19 en Nueva Zelanda. Michael G. Baker, MB, Ch.B./ Nick Wilson, MB, ChB. MPH. University of Otago, Wellington, Nueva Zelanda. Agosto 7, 2020. DOI: 10.1056/NEJMc 2025203.

Dr. Marcos Díaz Guillén

Pediatra-neonatólogo

Santo Domingo

República Domininicana.

 

 

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