Llega el mes de noviembre, 2022 y encuentra a la familia
dominicana sumida en una crisis profunda de valores. En el año 1971 por decreto
del poder ejecutivo, se designó el mes de noviembre como el mes de la familia,
con la finalidad de promover y fortalecer a la institución más importante de nuestra
sociedad. Y, medio siglo después de haberse emitido ese decreto, en vez de
fortalecida, está muy debilitada.
La familia dominicana
como institución corre el riesgo de desaparecer, para convertirse en algo donde
lo normal sea el irrespeto, la impuntualidad, la ostentación, tener dinero lo
único importante y la vagancia un mal menor. Niños sin padres, madres sin
esposos, niñas adolescentes en búsqueda y adultos sacando ventaja de sus
precariedades. Una sociedad con muchas casas y apartamentos de lujo que no puedan
llamarse hogares, y un sistema de educación pública con muchos recursos, que
retrocede en vez de avanzar. Es algo que no podemos permitirnos.
Y es que sin familia no puede haber futuro. Porque la
familia es la que educa en el amor al trabajo, la honradez, responsabilidad,
disciplina, amor al país, a sus tradiciones, a sus símbolos, en la compasión
por los demás y el apego a los deberes y buenas costumbres. Porque la escuela,
el colegio y la universidad instruyen y capacitan, no educan, aunque buenos
maestros, desde las aulas, pueden reforzar la educación que el niño y el joven
están recibiendo en la familia.
Por otra parte, no hay dudas que los avances tecnológicos
y las comunicaciones han impactado favorablemente en la sociedad. Muchas voces
se hacen oír por una mayor tolerancia, contra la discriminación y por una mayor
inclusión social donde todos podamos ser aceptados. Es un gran progreso de la comunidad
global del que la familia dominicana no debe excluirse. Pero, si para ser
progresista tenemos que aceptar a modo de imposición las tantas ideologías de género,
que nuestros viejos valores familiares sean anulados, y que nuestros niños sean
obligados a asimilar esas ideologías. Entonces yo prefiero quedarme en el
atraso y alentar a la gente a retomar los valores que han hecho grande a este
pequeño país. Y, en noviembre, el mes de la familia dominicana, invitar a rechazar
el discurso de esas organizaciones “SIN FINES DE LUCRO” que debilitan en vez de
fortalecer a la familia.
Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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