Recuerdo muy bien el tiempo en el que, los padres decían
a sus hijos que habían contraído varicela, sarampión y otras enfermedades, que se
juntaran para que la enfermedad se les contagiara de unos a otros, porque se
creía que eran padecimientos inofensivos y solo propios de la infancia. Médicos
incluso llegaron a hacer la misma recomendación. Hoy sabemos que no es así, porque
el sarampión y otras enfermedades que afectan al niño, también afectan al
adulto, que pueden llevar a la muerte y que pueden evitarse con las vacunas. Sin
embargo, y a pesar de lo dicho, en los últimos tiempos la vacunación ha
descendido mucho en todo el mundo.
Varios factores se conjugaron para que se haya producido este
descenso: la pandemia Covid-19 por sí misma, la deficiente información de los
organismos internacionales que no supieron explicar claramente que se tenía
muchos años trabajando
en las vacunas contra el coronavirus; y el tiempo que se tardó en autorizar el
uso las nuevas vacunas. Lo que fue aprovechado por los grupos y organizaciones
antivacunas, para engañar a mucha gente divulgando por el mundo que nos estaban
tomando como conejillos de indias. La gente llegó no solo a desconfiar de las
nuevas vacunas RNA mensajero (un hito en la investigación científica), sino
que, una vez terminada la pandemia, dejaron de vacunarse contra otras
enfermedades.
Respecto del sarampión recordemos, que es una enfermedad
viral altamente contagiosa que aparece 7 a 14 días después de producirse el
contagio y que se manifiesta por: fiebre alta, enrojecimiento de los ojos,
malestar general, tos, secreción nasal y erupción de la piel. Que en niños y
adultos puede complicarse con diarrea y deshidratación, ceguera, infección de
oídos, neumonía y encefalitis (infección del cerebro), que años atrás mató y
dejó a muchas personas con secuelas neurológicas permanentes.
Con la aparición de la vacuna del sarampión combinada con
la vacuna de la rubeola y la papera, se produjo una reducción de la enfermedad
de un 95% y de 4. 5 millones de casos para los años ochenta del siglo pasado,
se pasó a tan solo 244, 700 casos para el año 2015.
En nuestro país, aunque todavía no parece haberse confirmado
nuevos casos, el sarampión es hoy una seria amenaza para nosotros y la región.
Lo que obligó a la División de Epidemiología del MSP a emitir una alerta de
vigilancia y un recordatorio para que volvamos a vacunarnos no solo contra el
sarampión, sino también, contra otras enfermedades que podemos evitar con las vacunas.
Con la RESPONSABILIDAD de las autoridades sanitarias de disponer de las mismas para
cuando vayamos por ellas.
Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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