El Ántrax o Carbunco es producido por el Bacilo Anthrasis, que causa una
infección aguda en animales y en el ser humano. La infección puede manifestarse
en la piel, a nivel gastrointestinal y, en el aparato respiratorio, que es la
forma más grave. En la piel produce una lesión necrótica y negra como el carbón
de donde deriva el nombre Carbunco.
Después de los ataques terroristas a los EE.UU. la posibilidad de un golpe
de terror con material biológico ha cobrado cada día más interés, y es motivo
de gran preocupación en muchos países. Sin embargo, el uso de éste tipo de arma
mortal es muy viejo. Ya en 1346 los Tártaros usaban sus catapultas para lanzar
cadáveres infectados sobre las murallas de Kaffea en Etiopía, y, la historia
recuerda al general británico Geoffrey quien entregó a una tribu de indios
norteamericanos mantas infectadas con viruela.
El material biológico como arma es de fácil manejo y basta con pequeñas
cantidades de estos agentes para que sean efectivos por su rápida propagación.
Las esporas de ántrax se pueden producir con facilidad y guardarse almacenadas
en seco y de forma viable por décadas; se dispersan rapidamente por el
aire para ser inhaladas con facilidad
por animales y personas. Estas armas biológicas las poseen al menos 10 países.
Y, si una bomba atómica de 12.5 kilotones que se haga explotar sobre una gran
ciudad puede matar a 80 mil personas, 100 kilogramos de esporas de ántrax podrían
matar entre 1-3 millones.
Los pediatras deben estar informados y preparados para minimizar las
enfermedades y las muertes ante el evento de una liberación terrorista del
ántrax, porque los niños podrían necesitar un tratamiento distinto al de los
adultos, según un informe de la Academia Americana de Pediatría y los Centros
de Control de Enfermedades, divulgado online el pasado 28 de abril/2014 en la
revista Pediatrics.
“El ántrax, puede provocar miles de infecciones con una tasa muy alta de
muertes si no se reconoce y trata a tiempo, y las autoridades sanitarias deben
proveer antibióticos suficientes para los niños expuestos al ántrax ante un
ataque terrorista. Si se administran los antibióticos dentro de las 72 horas de
la exposición, se puede prevenir la enfermedad y la muerte”, explicaron los expertos.
“Los pediatras, además de tratar a los niños, tienen el rol importante de
ayudar a los padres a comprender y cumplir el tratamiento, que suele ser
bastante largo”.
Con éste escrito no se desea alarmar a nadie, pero es algo que hay que
tener en cuenta. Porque si bien nuestro país no es un objetivo para ese tipo de
ataques, lo cierto es, que son miles los dominicanos que viven en las grandes
ciudades de los EE. UU y Europa para quienes este mensaje podría tener algún
sentido.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana
No hay comentarios:
Publicar un comentario