El Ministerio
de Salud Pública de nuestro país ha dado un giro muy positivo y es, no ocultar
ninguna enfermedad o brote que pueda
afectar a la población. En ese sentido, dio a conocer recientemente la
aparición de un caso importado de difteria llamando a la gente a vacunarse. El
nerviosismo se apoderó de los ciudadanos que abarrotaron todos los centros de
vacunación, y, esto es lo preocupante. Que no exista una cultura o política
pública de vacunación en adultos de manera programada.
Todo adulto
que no recuerde haber sido vacunado o que tenga 10 años o más de su último
refuerzo, debe vacunarse contra Difteria, Tosferina y Tétano y reforzar estas
vacunas cada 10 años. Todo adulto con 60 años o más, debe vacunarse contra el
neumococo, con mayor rigor, si es hipertenso, asmático, diabético, fumador,
cardiópata, si toma medicamentos inmunosupresores o padece de cualquier otra
enfermedad crónica. Toda mujer embarazada debe recibir vacuna contra la
difteria, tétano, tosferina y contra la gripe o influenza en cada embarazo, sin
importar el tiempo transcurrido entre el embarazo actual y el anterior.
El médico de adulto tampoco tiene la cultura de
vacunar. Si el profesional no está familiarizado con el esquema de vacunación,
al menos, debe motivar a sus pacientes a asistir a uno de los centros de
vacunación públicos y gratuitos que existen. El paciente, debe preguntar sobre
sus vacunas al médico en cualquiera de sus visitas rutinarias. Las vacunas
contra la hepatitis A y B, sarampión, rubeola, papera, varicela, herpes zoster
(no existente en el país), son también necesarias. La del papiloma humano para
prevenir el cáncer del cuello uterino en la mujer es importante. Australia, que tiene años vacunando a jóvenes de ambos
sexos, eventualmente podría ser declarado como el primer país en el mundo libre
del cáncer cervicouterino.
Nace un niño: sus padres, tíos, abuelos,
padrinos y hermanos mayores se llenan de alegría, pero ninguno está vacunado,
convirtiéndose en fuente de contagio de estas enfermedades en un recién nacido
con un sistema de defensas todavía muy débil. El mejor regalo para ese niño
sería, que todos los adultos a su alrededor estén vacunados.
La gripe o influenza, enfermedad “sin
importancia” para algunos, puede ser catastrófica en los niños más pequeños. Desde
el año 2004 en los EE.UU. las muertes pediátricas asociadas a la influenza han
ido en aumento, es un evento de declaración obligatoria desde entonces, que ha
obligado a una mayor cobertura vacunal en niños, embarazadas, personal médico y
para médico y en toda persona que atienda niños.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana
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