Se estima que unos 1, 500 millones de niños y jóvenes en
el mundo han visto perturbada su escolaridad por la pandemia del nuevo
coronavirus, y, las consecuencias del aislamiento a que hemos sido obligados, ya
están dando sus resultados no deseados. Si bien es cierto que una nueva modalidad
de enseñanza a distancia se ha puesto en marcha, una cantidad considerable de
niños no han tenido acceso a este nuevo instrumento. Muchos padres han perdido
sus empleos y, niños que recibían desayuno y almuerzo escolar, hoy no los están
recibiendo, con el riesgo de llegar a tener más desnutrición infantil si estas
condiciones se mantienen por mucho tiempo. La cuarentena, parece estar
aumentando el maltrato y la violencia doméstica. Y, un gran número de países, han
tenido que hacer uso de los fondos reservados para programas de desarrollo
social y prevención de enfermedades, para enfrentar a esta enfermedad
inesperada.
Por otra parte, muchos centros de vacunación en nuestra
región cerraron sus puertas interrumpiendo los programas de vacunación infantil
con la posibilidad de que enfermedades que ya estaban controladas por las
vacunas, vuelvan a reaparecer si esta situación no la podemos controlar en un
tiempo razonablemente cercano.
“Cuanto más tiempo los niños, particularmente los más
pobres y marginados dejen de asistir a la escuela, es menos probable que
regresen a ella. De hecho, antes de la pandemia, estos niños ya tenían casi
cinco veces más probabilidades de no asistir a la escuela primaria que los
niños de familias más pudientes. Y, la inasistencia a la escuela, aumenta el
riesgo de embarazo en las adolescentes, la explotación sexual, uniones
prematuras, la violencia, enfermedades de transmisión sexual y otros peligros”
(Marco para la reapertura de las escuelas. Unicef, Banco Mundial y el Programa
Mundial de Alimentos. Abril, 2020).
mucho menos a distancia.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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