“El rol de las parteras es
mantener viva la magia, la misma que tuvieron cuando eran las que conocían los
secretos de las mujeres y que, con el don de la escucha lograban dar los
mejores consejos. Aquellas que por haber vivenciado el parto eran capaces de
ayudar y dar seguridad a otras mujeres” (Bremen de Mucio, asesor regional del
CLAP, de la Organización Panamericana de la Salud).
La partera jugó un rol
importante en el bienestar materno fetal pero la modernidad la ha relegado a un
plano inferior. Tema que deberíamos replantearnos en este tiempo de pandemia
COVID-19 y como preparación para cuando tengamos que enfrentar otras pandemias en
el futuro.
Nuestro país debiera iniciar programas de
formación de parteras. Programas que debieran replicarse en todo el país, en
todas las universidades. Para que los cientos de miles de mujeres que se
seguirán embarazando, sean atendidas en sus casas o en los centros de atención
primaria del Estado en tiempos normales y cuando nos toque vivir otra epidemia
mundial. Porque diferente a lo que se cree, parir en la casa fue y debería ser
lo normal.
Las embarazadas visitarán
al obstetra y éste, una vez que ha diagnosticado que no se trata de un embarazo
de alto riesgo, enviará a la paciente a su hogar donde recibirá visitas
rutinarias de la partera o a la casa de atención primaria a que pertenezca a
terminar su embarazo en un parto vaginal como debe ser. Bajaría
considerablemente el número de cesáreas y la carga económica sería mucho menor
para la sociedad y el Estado. La partera entrenada, estará en la capacidad de
referir a tiempo al hospital solo a aquellas embarazadas cuyo trabajo de parto
no se ajuste a la labor del parto normal que se esperaba.
Lo dicho toma tiempo, las décadas que nos llevan los países que han centrado sus políticas sociales pensando en sus gentes. En nuestro país, necesitamos servicios de agua potable y electricidad permanentes. Las parteras
deberán ser mejor pagadas al igual que los médicos, y los seguros médicos
deberán cubrir los servicios de ese personal. Tendrá que haber pasado un tiempo
en el que las parteras hayan estado asistiendo al obstetra en clínicas y
hospitales antes de ser lanzadas a su trabajo en la comunidad y nuestros
políticos habrán evolucionado de tal manera, que las mayores inversiones se
hayan producido en la salud y educación de nuestra gente.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo,
República Dominicana.
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