domingo, 12 de febrero de 2023

ENFERMERAS OBSTÉTRICAS CERTIFICADAS

 

Las enfermeras obstétricas certificadas, han venido a sustituir a las comadronas o parteras de tiempos pasados, las que hicieron una labor de primer orden en el cuidado de la parturienta y su bebé. Hoy, ese personal, con estudios a nivel superior, tiene los conocimientos de la fisiopatología de la labor de parto y sabe interpretar y manejar los monitores obstétricos. Es el personal que debemos formar, y es el que han formado los países que han decidido desarrollar un sistema de salud obstétrica y neonatal robusto y confiable.

 

Ante la realidad que padecen nuestras embarazadas y nuestros recién nacidos, en un país en el que hacer cesáreas es lo habitual. Sin detenernos a identificar quién tiene la razón que, a todas luces, la tienen los médicos. Me atrevo proponer una gran alianza, una unión de voluntades, una manera diferente de ver las cosas y así empezar a cambiar nuestra situación de salud obstétrica-neonatal a nivel nacional.

 

Propongo una alianza del Colegio Médico Dominicano, con las Sociedades Médicas Especializadas, las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) sin que ello signifique que los médicos tengamos que abandonar nuestras justas demandas, el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Educación Superior y las 11 (once) Escuelas de Medicina existentes en las distintas universidades dominicanas.

 

Que todas las universidades y sus Escuelas de Medicina abran la carrera de Enfermería Obstétrica. Que empecemos a formar ese personal y a diseminarlo por todo el territorio nacional. Que sean esas enfermeras las que hagan la vigilancia de la labor del parto en estrecha comunicación y supervisión con el obstetra para comunicarle cuándo las cosas no están sucediendo como deberían y que el especialista si procede, continúe con la labor o decida terminar con una cesárea. Pero, se le habrá dado a la mujer la oportunidad de parir por la vía natural. Que la autoridad se responsabilice a mantener el equipamiento e insumos de manera permanente en esa unidad obstétrica, que deberá existir en cada hospital o clínica que atienda embarazadas. Y que todo el personal involucrado reciba una remuneración consensuada, viable, sostenible y justa.

 

Que podamos crear para ese programa, una estructura que asegure su permanencia en el tiempo, y que no cambie cuando cambie el gobierno o el ministro de Salud. Entonces, tendremos el aval profesional y moral, y a una sociedad que nos respalde.

 

En un tiempo relativamente corto, empezaremos a ver los resultados, y a más largo plazo, la triste realidad de nuestras embarazadas y de nuestros recién nacidos, será muy distinta. Y no es una utopía. Porque lo hemos visto en países diferentes y otros no tan diferentes al nuestro. Que así sea. AMÉN.

Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo, D.N.

República Dominicana.

 

  

 

  

 

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