Terminada la pandemia Covid-19 y todavía padeciendo sus
secuelas con el Long Covid o Covid Prolongado, poco hemos aprendido y poca es
la preparación a nivel mundial para enfrentar una próxima pandemia que, según
los expertos, se va a originar en algún momento y en algún lugar, sin que
sepamos cuándo y dónde.
No estamos preparados
para enfrentar los efectos del cambio climático y poco se hace para preservar
la salud del medio ambiente. No hemos aprendido de los brotes de gripe aviar y
otras zoonosis y casi nada se hace para minimizar la resistencia de las
bacterias a los antibióticos.
De manera aislada, no podremos hacer frente a otra
pandemia. Los gobiernos del mundo deberían estar trabajando coordinadamente. Con
disponibilidad de financiamiento, más y mejor personal sanitario, con rutas
definidas para el almacenamiento y distribución de medicamentos y vacunas, y disponer
de hospitales y salas suficientes ante un probable incremento de los internamientos
etc.
La OMS, que, entre otras acciones, asesora a las
diferentes naciones en políticas de prevención en Salud Pública, corre el
riesgo de ser debilitada por los EE.UU., un país que, con su liderazgo debería
fortalecerla.
En la actualidad, los políticos y gobiernos más poderosos
en vez de unir esfuerzos para defender y luchar por la salud y el bienestar de
su gente, se están confabulando para la guerra. Y, ¿cuál sería el resultado? En
un escenario de guerra y pandemia, sería muy similar al padecido con la Gripe
Española de 1918, que en medio de la primera guerra mundial llevó a la muerte a
100 millones de niños, jóvenes y ancianos.
En febrero 2018 la OMS publicó una lista de enfermedades
capaces de producir una pandemia, que incluía: al virus Ébola, Zika, la fiebre
de Lassa, Fiebre del Valle del Rift, Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo, Virus
Nipha, y los virus SARS y MERS. No hicimos caso hasta que el nuevo coronavirus (SARS-Cov-2)
nos sorprendió entretenidos y ocupados en nuestros asuntos, para dejarnos 15
millones de muertos y unas serias secuelas que aún persisten.
¿Por qué como sociedad humana no somos lo suficientemente
inteligentes como para unirnos y trabajar por a la vida, nuestra salud y la salud
del planeta?
Porque probablemente, necesitemos de un nuevo orden en el
que los seres humanos deberíamos ser radicalmente distintos. Obedientes a una
Inteligencia superior que lo puede hacer mejor que nosotros, pero con nosotros.
Marcos Díaz Guillén
pediatra de la República Dominicana.
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