La diabetes mellitus tipo 1, se conoció por mucho tiempo también como
diabetes infantil, porque es muy común en niños y personas por debajo de los 20
años de edad. Pero con el transcurrir del tiempo, lo de infantil ha ido
desapareciendo, porque también los adultos la pueden padecer. Es una enfermedad
metabólica y autoinmune donde intervienen factores genéticos y medioambientales
como puede ser una infección por virus (rubeola, papera, coxackie etc) que
termina por destruir las células productoras de insulina en el páncreas.
La insulina, es la hormona que permite que la glucosa o azúcar en la
sangre, pase a las distintas células del cuerpo para ser utilizada como fuente
de energía. Cuando la glucosa, por falta de insulina se acumula, el cuerpo hace
uso de las grasas como fuente de energía, pero en este proceso se produce la
liberación de ácidos grasos y cuerpos cetónicos que dan como resultado un cuadro clínico de cetoacidosis diabética
que puede conducir a un estado grave de coma y muerte. Precediendo a esta gravedad, el niño diabético, comienza a
liberar azúcar y agua en gran cantidad por el riñón (poliuria), se deshidrata y
le da mucha sed (polidipsia) y empieza a tener mucha hambre (polifagia). Esta
es la tríada de síntomas característicos del niño diabético. Pero, ¿hay que
esperar a que todo esto suceda?
Científicos de la Universidad de Oxford en Gran Bretaña han diseñado un
pequeño dispositivo portátil que ha sido
puesto a prueba, para diagnosticar la diabetes tipo 1 en el niño, mucho tiempo
antes de que aparezcan los síntomas mayores de la enfermedad. Dicho dispositivo
usa el aliento del paciente sin necesidad agujas o muestras de sangre. Los
científicos esperan, que su descubrimiento detecte el problema más temprano y
reduzca la llegada de niños al hospital en estado crítico de cetoacidosis,
condición responsable del 50% de las muertes de personas jóvenes con diabetes.
El dispositivo es manejable facilmente y puede usarse desde que el niño
presenta síntomas sugestivos como pueden ser cansancio, sed o si siente que le
falta energía. El examen de sangre dará los mismos resultados, pero precisa de
más tiempo, de agujas y pinchazos de visita al hospital y es facilmente
rechazado. El test del aliento es rápido, puede repetirse cuantas veces sea necesario,
es bien aceptado por el niño, y, en el paciente que ya se conoce que es
diabético, previene el estadio grave de cetoacidosis, disminuye el número de
visitas a la sala de Emergencia y evita internamientos repetidos.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana
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