lunes, 11 de mayo de 2015

Diabetes Tipo 1 y una mejor calidad de vida

La diabetes mellitus tipo 1, se conoció por mucho tiempo también como diabetes infantil, porque es muy común en niños y personas por debajo de los 20 años de edad. Pero con el transcurrir del tiempo, lo de infantil ha ido desapareciendo, porque también los adultos la pueden padecer. Es una enfermedad metabólica y autoinmune donde intervienen factores genéticos y medioambientales como puede ser una infección por virus (rubeola, papera, coxackie etc) que termina por destruir las células productoras de insulina en el páncreas.

La insulina, es la hormona que permite que la glucosa o azúcar en la sangre, pase a las distintas células del cuerpo para ser utilizada como fuente de energía. Cuando la glucosa, por falta de insulina se acumula, el cuerpo hace uso de las grasas como fuente de energía, pero en este proceso se produce la liberación de ácidos grasos y cuerpos cetónicos que dan como resultado  un cuadro clínico de cetoacidosis diabética que puede conducir a un estado grave de coma y muerte. Precediendo a esta  gravedad, el niño diabético, comienza a liberar azúcar y agua en gran cantidad por el riñón (poliuria), se deshidrata y le da mucha sed (polidipsia) y empieza a tener mucha hambre (polifagia). Esta es la tríada de síntomas característicos del niño diabético. Pero, ¿hay que esperar a que todo esto suceda?

Científicos de la Universidad de Oxford en Gran Bretaña han diseñado un pequeño dispositivo  portátil que ha sido puesto a prueba, para diagnosticar la diabetes tipo 1 en el niño, mucho tiempo antes de que aparezcan los síntomas mayores de la enfermedad. Dicho dispositivo usa el aliento del paciente sin necesidad agujas o muestras de sangre. Los científicos esperan, que su descubrimiento detecte el problema más temprano y reduzca la llegada de niños al hospital en estado crítico de cetoacidosis, condición responsable del 50% de las muertes de personas jóvenes con diabetes.

El dispositivo es manejable facilmente y puede usarse desde que el niño presenta síntomas sugestivos como pueden ser cansancio, sed o si siente que le falta energía. El examen de sangre dará los mismos resultados, pero precisa de más tiempo, de agujas y pinchazos de visita al hospital y es facilmente rechazado. El test del aliento es rápido, puede repetirse cuantas veces sea necesario, es bien aceptado por el niño, y, en el paciente que ya se conoce que es diabético, previene el estadio grave de cetoacidosis, disminuye el número de visitas a la sala de Emergencia y evita internamientos repetidos.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana



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