El 16 de octubre de cada año se celebra el día mundial de la alimentación, y
su finalidad es, hacer conciencia en los pueblos sobre el problema alimentario
mundial. La fecha fue elegida por la Organización de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentación (FAO) porque fue ese día en el año 1945 que se
fundó este organismo.
Desde noviembre/1981 la FAO ha adoptado una causa específica cada año con
la idea de destacar áreas necesitadas de reformas sociales, y es así como el
año 1998 se declara con el título: “La mujer nutre al mundo“. Debimos habernos
detenido y no lo hicimos entonces, para exaltar los valores de la mujer que
amamanta a su hijo y hacer un tributo a la dedicación y al trabajo diario de millones de mujeres
campesinas y de la ciudad en todo el mundo.
La mujer produce más de la mitad de
los alimentos que se cultivan. En el África subsahariana y el Caribe las
mujeres producen el 80% de los alimentos básicos, y en Asia, entre el 60 y el
90 por ciento del trabajo duro en los arrozales lo hacen mujeres. En las zonas
rurales y urbanas de todo el mundo, la mujer es la encargada de alimentar a sus
hijos y a toda la familia, y son las responsables de preparar los alimentos.
Pero ese es un trabajo “invisible” desde el punto de vista económico y, cuando
se recopila la información para elaborar las estadísticas, no se toma en cuenta
a la mujer o la información se recoge entre los hombres considerados los jefes
de familia.
El tema o lema de la FAO para el año 2015 ha sido, “Protección social y
agricultura para romper el ciclo de la pobreza rural”. Y, la realidad es, que
ya terminando el año, la exclusión social y la pobreza rural y urbana quien más
la sufre es la mujer. Discriminada a todos los niveles: social, laboral,
político y religioso, sin excluir ninguna religión.
Para contribuir aunque sea
minimamente en la celebración del día mundial de la alimentación, quiero
recomendar a la mujer: que no descuide su salud, que visite su médico
periodicamente, que si está embaraza lo haga con mayor regularidad, que se
alimente bien y exija los suplementos de vitaminas y acido fólico, porque así
estará alimentando también a su bebé, que defienda su derecho al parto natural
y a amamantar su hijo. Que en la mesa no ofrezca al niño platos aburridos sino
con colorido, porque son más apetecibles y garantizan un mejor balance
nutricional. y que siga siendo un ejemplo para los demás, incluyendo la manera
saludable de alimentarse.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana
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