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Por: Marcos Díaz Guillén
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), es la opción para un crecimiento
inclusivo y sostenido que haga avanzar la agenda de las Naciones Unidas para el
desarrollo más allá del 2015.
Los Objetivos de Desarrollo del
Milenio(ODM), fue un compromiso que firmaron los Estados que componen la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el año 2000 con el fin de
erradicar en sus países: enfermedades, el hambre y la pobreza extrema para el
año 2015, entre otros.
No hay dudas, que del año 2000 al 2015, se han conseguido mejoras
importantes: la pobreza ha disminuido, la cifra de niños que asisten a la
escuela primaria es más alta, la mortalidad infantil se ha reducido, se ha
ampliado el acceso al agua potable, y se han salvado más vidas que antes,
gracias a las inversiones para combatir la malaria, la tuberculosis y el sida,
aunque aún estemos lejos de las metas.
En diciembre/2014 el Secretario General de la ONU Ban Ki Moon publicó su
“informe de síntesis” en el que presentó los objetivos de la agenda para el
desarrollo después del 2015. Y, Amina J. Mohammed asesora especial del Sr. Moon
sobre planificación del desarrollo señaló: “La esperanza y la oportunidad que
tenemos ante nosotros. Esta generación, tiene el potencial necesario para
superar muchos de los retos que se nos plantean, y si hay algo que sabemos,
gracias a este informe, es que podemos acabar con la pobreza para el año 2030,
transformar vidas y encontrar formas de proteger nuestro planeta al mismo
tiempo”.
Los ODS son 17, con 169 metas. Consensuarlos, no ha sido tarea fácil,
tampoco lo es el debate actual en el seno de la ONU. Pero, ¿Será posible esta
ambiciosa agenda cuyo cumplimiento parece un sueño? Pienso que sí, porque soñar en grande por
grandes causas, si se trabaja para ello, y si existe una honesta y real
voluntad política, siempre será posible.
Pero que entiendan los que nos representan en la ONU, que ya la gente está
cansada de promesas. Que si bien los pueblos prefieren la democracia
representativa, ya no están dispuestos a elegir, para que los elegidos se alcen
con el santo y la limosna, sin rendir cuentas
a nadie.
Que la ONU es una esperanza.
Esperanza que va a desvanecerse, si la Organización sigue obedeciendo a cinco
potencias hegemónicas, haciendo caso omiso de los pueblos para convertirse en
otra institución más, tan desacreditada e
ineficaz como la OEA.
Nota: Un escrito en el contexto de la “Pediatría Social”.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana
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