El suicidio en los adolescentes se ha convertido en un problema de salud
pública en todo el mundo. Lo podemos evitar, aunque no eliminar. Y, de los
profesionales de la salud, el pediatra es uno de los especialistas que más
puede ayudar en su prevención, ya que es el médico familiar por excelencia, el
que establece los vínculos más fuertes y duraderos con los padres y sus hijos.
Por esta razón, los pediatras debiéramos adquirir los conocimientos y
habilidades que nos permitan identificar a tiempo a los jóvenes en mayor
riesgo.
El suicidio en adolescentes afecta a todas las razas y grupos sociales, y
su frecuencia es más alta en los hombres que en las mujeres. Porque no hay
dudas que el hombre utiliza en sus intentos, métodos más letales que la mujer.
También es cierto que en algunas minorías las tasas son mucho más altas:
lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros.
Aunque no hay una prueba específica
para identificar al joven con ideas suicidas, existen factores de riesgos que el pediatra debe conocer para
poder referir a tiempo: historia familiar de suicidios, problemas de salud
mental de los padres, jóvenes con cuestionamientos sobre su identidad sexual,
niños adoptados, jóvenes sujetos de bullying en la escuela, historia de abuso
físico y/o sexual etc. El pediatra
además, deberá estar familiarizado con la metodología de cuestionamientos que
hará al adolescente a solas, sin sus padres: ¿has pensado alguna vez en
quitarte la vida o lo has intentado?, ¿tienes pensamientos reiterativos sobre
la muerte? ¿Qué piensas de tu futuro? ¿La vida merece vivirse?, ¿qué planes
tienes para cuando seas mayor? Y dejarlo hablar. El pediatra está en condición
de hacer todo eso, porque con el tiempo, se ha ganado su confianza y respeto.
La tenencia de armas de fuego, independientemente de lo seguro que se
guarden, se asocia a un riesgo mayor de suicidios en el adolescente. Porque
éste, si está decidido, de alguna manera la encontrará. Si es inevitable tener
el arma, deberá guardarse en un lugar seguro, con las balas en otro lugar que
solo el responsable de dicha arma conozca.
El suicidio de un adolescente es una tragedia que podemos evitar. El
pediatra puede ser un elemento fundamental en su prevención, pero se necesita
de la colaboración de toda la sociedad. Desde los médicos, la familia y educadores, hasta la televisión y demás medios de comunicación
social, haciendo mejores prácticas en las formas de reportar muertes y suicidios.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra neonatólogo
Santo Domingo,
República Dominicana
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