miércoles, 2 de noviembre de 2016

Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL): nuevas recomendaciones

Este síndrome es todavía un misterio. Se define como la muerte súbita de un niño sano mientras duerme, que no puede explicarse por la historia clínica, el examen físico, ni por la autopsia del cadáver. Es más frecuente en el varón primogénito, y se  presenta habitualmente en el primer año con un pico alrededor de los seis meses de edad.  Nunca se ve en el primer mes de vida.

Desde hace muchos años los pediatras recomendamos a los padres acostar al bebé boca arriba a la hora de dormir, porque se sabe que en el niño que duerme boca abajo la incidencia de muerte súbita es tres veces mayor.

Los pediatras también recomendamos que una vez que el niño cumple los tres meses de edad, pase a su habitación como una manera de que aprenda desde muy temprano a reconocer  su propio espacio. Sin embargo, la Academia Americana de Pediatría (AAP) en su última conferencia anual (22 al 25 de octubre/2016 en San Francisco, California), recomienda que el niño permanezca en la misma habitación con sus padres al menos los seis primeros meses, preferiblemente el primer año completo. Así, los padres podrán reaccionar más rápido ante cualquier evento que ponga en riesgo la vida del niño. Este, deberá dormir en su cuna, nunca en la misma cama con los padres. Una cuna con un colchón firme, sin peluches, sabanas o telas sueltas, ni dispositivos para mantenerlos en la misma posición, ya que estos, al igual que dormir con los padres, pudieran ser causas de sofocación no intencional. El colchón deberá tener una cubierta ajustada y los padres, no deberán fumar cerca del bebé. Todas estas recomendaciones disminuyen sustancialmente la aparición del SMSL.

El chupete o bobo se recomienda a la hora de dormir. ¿Cómo ayuda el bobo a disminuir el SMSL? El rastreo de las base de datos Cochrane, Pubmed, Cuiden y Cuidatge  concluyen: que el chupeteo genera la producción de endorfinas, que son unos neurotransmisores parecidos a los opiáceos que le dan una sensación de bienestar al bebé. El chupeteo además, aumenta  el número de microdespertares durante el sueño y los niveles de CO2 en la sangre  que le recuerdan al niño que debe seguir respirando. El chupete también, favorece que la lengua del bebé se mantenga en posición anterior evitando la obstrucción al paso del aire. Debe usarse cumplido el primer mes de vida para que no interfiera con el inicio de la lactancia y porque el SMSL no se ve en el recién nacido. Cumplido el primer año de vida, el chupete ya no sería necesario.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana



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