El embarazo y
las enfermedades de transmisión sexual en adolescentes aumentan cada día en
nuestro país. Cada día tenemos más niños sin padres, porque un adolescente no
tiene la madurez para ser padre o madre. Y, dado el vacío de conocimientos que
tienen nuestras familias sobre el tema, la escuela y el colegio deben llenar
ese vacío. La educación sexual, debe ser parte importante de una verdadera revolución
educativa, eficaz y permanente. Promovida desde el gobierno central y la colaboración de todos los sectores organizados
de la sociedad. Una revolución donde el joven adquiera los conocimientos y entienda
los riesgos de una actividad sexual a destiempo, y, donde tenga acceso al uso
responsable de los distintos métodos anticonceptivos. Porque cuando las
hormonas se revoltean y las ganas se juntan, la relación sexual es inevitable,
y si es inevitable, es mejor que sea segura.
Para el año
2010 la R.D. tenía cerca de 10 millones de habitantes, donde la proporción de
edad entre
0-17 años constituía
el 36% equivalente a unos 3.6 millones niños y adolescentes, en su mayoría, con
escasa o ninguna educación sexual. ¿Ha mejorado la situación con el tiempo?
Creo que no. Pienso, que más bien ha empeorado.
Según estudios
a nivel global, el Caribe es la región después del África subsahariana más
afectada por la epidemia VIH/SIDA. Enfermedad que en nuestro país se adquiere
fundamentalmente por vía sexual. Para el año 2010 en los registros del
Instituto Dermatológico Dominicano doctor “Huberto Bogaert Díaz “, el 23% de
los casos de enfermedades de transmisión sexual correspondían a menores de 19
años. Y, para ese mismo año, el 21% de las adolescentes entre 15-19 años de
edad ya estuvo embarazada y en algunos casos por más de tres ocasiones
(Endesa/2013). A todo este panorama, tendríamos que agregar los femenicidios,
cuyo incremento en nuestro país, entre otras causas se debe a la deficiente o
inexistente educación sexual de nuestra población.
Los expertos
en estos temas son categóricos al afirmar, que los jóvenes que reciben una
buena educación sexual y tienen acceso al uso responsable de los
anticonceptivos, previenen mejor las enfermedades y el embarazo no deseado,
tardan más en iniciarse sexualmente, no malogran sus estudios, disfrutan de una
mejor salud orgánica y psicológica, y son más honestos al tratar estos asuntos
con el médico, sus padres y educadores.
Permanecer de espaldas
al conocimiento y a la prevención en salud, desconocer el valor de la educación
sexual y de la consejería anticonceptiva seria es, exponerse a riesgos muy
costosos e innecesarios. Es un camino expedito para seguir siendo una sociedad
en retroceso.
Dr. Marcos Díaz Guillén
Pediatra-Neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana
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