La ONU
reconoce que la tierra y sus ecosistemas son el hogar de la humanidad. Sin
embargo, el hombre moderno no lo ha entendido todavía. Desde el año 1970, el 22
de abril es el día internacional de la tierra, declarado, con la intención de
crear una conciencia común sobre los problemas medio ambientales cuyos orígenes
están en la gente: superpoblación, contaminación y lo poco que hacemos para la
preservación de la biodiversidad.
Pacha Mama es
un término en lengua quechua. Pacha se traduce como “tierra” y mama que
equivale a
“madre”, por
lo que pacha mama para ciertas etnias andinas significa “madre tierra”. Llama
la atención, que para esta gente de vida tan elemental y primitiva, la tierra
tenía y tiene la categoría y el respeto de algo casi divino. La tierra en su
concepción no se refiere solo al planeta o a la tierra en sí, sino, que abarca
mucho más. Es la comunión armoniosa del ser humano con la naturaleza, con la
que interactúa permanentemente a través de sus rituales. Estos seres humanos
entendieron, distinto al hombre actual, que la Pacha Mama nos protege, nos
cuida y nos alimenta, por lo que debemos amarla, respetarla y cuidarla.
La deuda que
tiene el hombre “civilizado” con el planeta por nuestros desafueros, la podemos
resarcir: enseñando a nuestros niños esos valores. Que amar y respetar nuestro
habitat, es amarnos y respetarnos a nosotros mismos. Esta tarea, debe comenzar
en nuestras casas desde muy temprano apoyada por el colegio y la escuela. Es
nuestro deber, que los niños aprendan sobre ecología. Inculcarles lecturas sobre la fauna y la flora. Sobre el
valor del agua y lo que significa para muchos niños y adultos que enferman y
mueren a diario por lo difícil que les resulta acceder a ella. Que aprendan a
cerrar las llaves de agua, a apagar las luces que no están usando, a gastar
menos papel en sus tareas usando ambos lados de una misma hoja, a reciclar etc.
Son acciones muy simples, que aprendidas desde muy temprano, formarán
ciudadanos más considerados, compadecidos y felices. La madre tierra les
agradecerá y les devolverá con creces.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana
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