miércoles, 4 de julio de 2018

Leche materna, de vaca y de almendras


No nos vamos a cansar de repetir que la leche materna es el alimento más sabio y completo para el niño en su primer año de vida. Esta leche, tiene grandes cantidades de ácidos grasos saturados necesarios para la función y desarrollo del cerebro humano.

Si bien las almendras son una buena fuente de proteínas, la “leche” de almendra no lo es. Los padres que decidan alimentar a sus hijos con esta “leche”  deberán suplementar las grasas, proteínas, minerales y calcio que el niño debe ingerir a diario después del destete que le garantice un desarrollo óseo, dental, oftalmológico y cerebral adecuado.

La leche de vaca la usa el ser humano hace 7, 500 años (University College of London), es un producto que garantiza al niño, buena cantidad de minerales, grasa, proteínas y la lactosa, carbohidrato que no existe en las “leches” vegetales y que favorece la absorción de calcio por el intestino. Una taza de leche de vaca suministra: 150 calorías, 12 gramos de carbohidratos (lactosa), 8 gramos de grasa y 8 gramos de proteína. Una taza de “leche” de almendra proporciona entre 30-50 calorías, 1 gramo de carbohidratos, 3 gramos de grasa y 1 gramo de proteínas. Si usted, por sus convicciones o porque es vegano decide usar una “leche” vegetal, tenga en cuenta suplementar a su hijo con los elementos que estas “leches” no pueden proporcionar adecuadamente. La leche de vaca no la recomendamos en los primeros meses de vida del niño, y, ésta como las vegetales, pueden producir alergia a sus proteínas.

El 60% de la estructura de nuestro cerebro es grasa. Esta, es fuente de energía y la responsable de la absorción de las vitaminas A, D, E y K que son solubles en grasa y esenciales en la producción y función de los neurotransmisores y la regulación de nuestro sistema inmune. Se nos ha dicho que hay grasas buenas que son las vegetales y grasas malas que son las de origen animal, asunto hoy en discusión, y de lo que no existen evidencias científicas claras y definitivas.

 Sería interesante documentar, si fuese posible, la frecuencia de enfermedad coronaria en nuestro país en los años que nuestros padres y abuelos se alimentaban con manteca de cerdo, y la frecuencia de la enfermedad coronaria a partir de los años 60  hasta hoy cuando comenzamos a alimentarnos con aceites vegetales. Sería interesante. 

Dr. Marcos Díaz Guillén
Pediatra-Meonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana 

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