Vacunas: solución a la resistencia bacteriana.
La introducción de la penicilina en la década de 1940
permitió el tratamiento exitoso de enfermedades hasta ese entonces mortales.
Sin embargo, la resistencia a la penicilina se comenzó a observar en Sudáfrica
a partir de 1977 la que se diseminó a nivel mundial obligando a la industria
farmacéutica a buscar nuevas alternativas terapéuticas a las que las bacterias
ya son resistentes.
El desarrollo de los antibióticos, los antivirales y los
medicamentos contra la malaria y la tuberculosis, son algunos de los grandes
éxitos de la medicina que están llegando a su fin. Porque la resistencia
bacteriana es cada día mayor y que nos amenaza con devolvernos a los tiempos en
que no podíamos tratar las enfermedades más comunes.
Las vacunas, salvan 5 vidas cada día y evitan entre 2 y 3
millones de muertes cada año. Debido a la propaganda antivacunas y a otras
inconsecuencias humanas, este año se han reportado 2, 927 casos de sarampión en
distintos países. Hemos olvidado que por la vacuna se erradicó la viruela, y que
este año solo se han reportado 88 casos de poliomielitis en el mundo, enfermedad
que mató o dejó en discapacidad a cientos de miles de niños antes que
aparecieran las vacunas antipolio. Se espera que para el año 2035 Australia sea
declarado el primer país sin cáncer del cuello uterino, porque desde que se comercializó
la vacuna contra el virus del papiloma humano, ese país está vacunando a todos sus
niños y niñas antes que inicien relaciones sexuales.
A todo lo dicho hay que agregar, que las vacunas se
vislumbran como la solución a la resistencia de las bacterias a los
antibióticos. En los países que su población infantil y adulta no está vacunada
o lo está parcialmente, la mayoría de sus individuos son susceptibles de
infectarse obligando al uso muchas veces indiscriminado de los antibióticos, lo
que favorece la resistencia de las bacterias a esos medicamentos. Desde que se
amplió el programa de inmunizaciones y se introdujo en el mundo las vacunas
contra el neumococo y el Hemophilus Influenzae tipo B, hemos dejado de ver la
gran cantidad de niños con neumonías, meningitis y otitis media que asistían a
nuestras emergencias. Se han prevenido muchas enfermedades y, se ha reducido el
uso de antibióticos. Una contribución más de las vacunas, esta vez como factor
de reducción de la resistencia bacteriana.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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