El 5 de mayo con el auspicio de la OMS y la GINA (Global
Initiative for Asma) es el día mundial del asma, para llamar la atención de una
enfermedad que afecta a millones de niños y adultos y, el 5 de junio es el día
mundial del medio ambiente. Son llamados de atención, son gritos que se lanzan al
mundo, como los globos azules que lanza al cielo el Dr. Luis Alam Lora en el
Malecón de Santo Domingo cada año. Sin embargo, los niños del mundo, siguen viviendo
en un medio ambiente cada día más inhóspito, y los nuestros, además, siguen
inhalando las finas partículas cancerígenas de unos vertederos que se incendian
y vuelven a incendiarse ante la indiferencia de nuestros “líderes” y
gobernantes.
El aire contaminado, daña la salud de todos, pero muy
particularmente la de los niños que necesitan respirar aire limpio para poder
desarrollarse en todo su potencial. Los predispone a enfermedades respiratorias
agudas y crónicas, a la mujer embarazada a parir niños prematuros y de bajo
peso. El aire sucio, daña los órganos que en la primera infancia están en pleno
desarrollo e impide lograr una buena cognición y motricidad, elementos
fundamentales para alcanzar un mejor aprendizaje. ¿Qué futuro le espera a
nuestra sociedad si no hacemos cambios radicales en la educación de nuestros
niños, en lo que comen, en su salud, en el aire que respiran, en la prevención
de sus enfermedades? Y es que, ninguna nación en la historia de la humanidad ha
podido salir del subdesarrollo si cuenta con una sociedad de individuos en su
mayoría enfermos e ignorantes.
Al celebrar en mayo el día mundial del asma y en junio el
día del medio ambiente, debemos empoderarnos y exigir a los gobernantes que
oigan y se dejen asesorar por los profesionales sanitarios, que los valoren en
su justa dimensión. Que cuiden a nuestros niños, que inviertan más en vacunas,
en agua potable y en la prevención de sus enfermedades. Que reduzcan
sustancialmente la excesiva dependencia de la energía sucia(petróleo), que
inviertan más en fuentes de energía renovable, que busquen nuevas formas de
eliminación de los desechos sólidos. Que inviertan más en las cosas que no se
ven de inmediato y, que vayan dejando atrás la dádiva. Que procuren el
verdadero desarrollo de su gente.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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