El llanto es la forma de comunicarse que tiene el niño recién nacido y en sus primeros meses de vida hasta que aprende a hacerlo por gestos, señales y la palabra. Pero una buena cantidad de madres creen que solamente llora por hambre, por lo tanto, siempre deberá estar comiendo y callado.
El lactante dominicano en la mayoría de los casos debe
permanecer mudo, no tiene derecho a expresarse, porque ante el más mínimo
intento tendrá su boca tapada, lamentablemente por el biberón en vez del pezón.
Y eso no es bueno, porque además de impedir que el niño se comunique, se está
fomentando el sobre peso y la obesidad, y un malestar difícil de imaginar. ¿Qué
sería de usted si tuviera que pasarse 24 horas comiendo, con un sistema gastrointestinal
en marcha permanente, produciendo gases y cólicos constantes y sin poder hablar?
El bebé llora por hambre y esa expresión es mayor desde
el momento del nacimiento hasta las primeras 6 a 8 semanas de vida cuando puede
pasar hasta 2 horas al día llorando para ir disminuyendo a medida que va
creciendo. Pero llora también si el pañal está húmedo y le molesta, si tiene
frio o tiene calor, como lo vemos en la consulta; con un abrigo, gorro, guantes
y medias de lana mientras la madre se echa fresco. El bebé llora por muchas
otras razones, pero que no se atreva a expresarlo, porque de inmediato tendrá
su boca tapada.
Si el lactante no está enfermo y tiene satisfechas sus
necesidades podrá llorar, y es deber de la madre reconocer por qué lo hace y,
deber de ambos, disciplinarlo respecto de su alimentación y horario del sueño.
Y con esta afirmación, podríamos estar en contradicción con otros colegas que
entienden que el lactante debe comer cuantas veces lo desee las 24 horas del
día obviando el descanso nocturno primero para el niño y de paso para los demás.
Y yo pienso, que es un hábito que se enseña y que se aprende. Porque el ser
humano es un animal de hábitos.
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