“Debido a la pandemia COVID-19, reducir la propagación de
las enfermedades respiratorias como la influenza durante esta temporada
otoño-invierno es más importante que nunca”. Los CDC recomiendan vacunarse
contra la influenza entre septiembre y octubre, hacerlo en cualquier otro
momento, también va a protegernos.
La actividad de la influenza estacional se mantiene baja
y, el porcentaje de muestras respiratorias que dio positivo en las pruebas de
detección en los EE.UU. en la semana que finalizó el 10 de octubre/2020 fue
solo del 0.3%, pero la tasa de mortalidad por enfermedad respiratoria grave
atribuible a neumonía, influenza o COVID-19 fue de 7.2%, por encima del nivel
esperado de 5.7%. Si la enfermedad COVID-19 se está propagando en la comunidad,
debemos vacunarnos contra la influenza, porque el riesgo de complicarme y morir
será mayor si COVID-19 e influenza se adquieren concomitantemente.
Para fabricar las
vacunas contra la influenza o cualquier otra vacuna, y, poderla aplicar en los
humanos, se tienen que agotar unos procesos muy estrictos que la gente debe
conocer para que no se dejen sorprender y engañar en su buena fe. “Más de 120
países en el mundo tienen un centro nacional de influenza que se encarga de la
vigilancia y circulación de los virus de la influenza. Los datos recogidos son
enviados a cinco centros de referencia localizados en Melbourne Australia,
Tokio en Japón, en Beijín China, Londres en Reino Unido y Atlanta en los EE.UU.
Estos centros analizan las muestras recibidas y envían los resultados a la OMS
en Ginebra, donde se seleccionan los virus que circularán con mayor
probabilidad en la siguiente temporada y envían sus recomendaciones a las casas
productoras de vacunas para su elaboración”.
Por lo que volvemos a repetir, que las vacunas como
cualquier otra sustancia, fármaco o biológico, pueden producir un efecto no
deseado que en la mayoría de los casos se limitan a dolor e inflamación local,
cefalea o fiebre por un tiempo corto y, en muy raras excepciones algún efecto
grave. Que existen grupos y organizaciones antivacunas que le hacen mucho daño
a la población mundial pretendiendo desacreditar al descubrimiento que junto al
agua potable y a los antibióticos, más vidas ha salvado a la humanidad. Y, que
en tiempos de COVID-19, las vacunas son de una alta prioridad.
REFERENCIA: Enrique Gutiérrez y Cols. Revista de
Infectología Pediátrica, SLIPE. Doi:10.35366/92382.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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