Un dilema, “es una situación difícil y comprometida en la
que existen dos posibilidades de actuación y no se sabe cuál de ellas escoger,
porque una y otra pudieran ser igualmente buena o mala”. ¿Debemos permitir que
los estudiantes asistan a las aulas tomando las debidas precauciones? Y, si aun
así se desata un brote de contagios entre alumnos y maestros, ¿Quién será el
responsable? ¿Dejamos los niños en sus casas?, ¿Hasta cuándo?, tampoco parece
ser una buena idea, porque es bien sabido que a mayor tiempo fuera de las aulas,
mayores son las probabilidades de que el niño no regrese a ellas.
¿Qué esta pasando
hoy con los niños en nuestros barrios? Que sus padres los dejan solos, con la
hermanita mayor o con la vecina, porque necesitan cumplir con su trabajo, si es
que lo conservan todavía. ¿Están esos niños guardando distanciamiento social o
alguna otra medida de protección contra el coronavirus? No. Están en los patios
y calles contaminándose y contaminando a otros, aprendiendo todo lo que la
calle les pueda enseñar.
Entonces, lo lógico sería, que vuelvan a las aulas,
porque estamos pensando en esos niños pobres, sin hogar, que en la escuela
podrían al menos disponer de alguna vigilancia y, recibir un desayuno, almuerzo
y merienda escolar. Y, ¿quién o cuáles ministerios deberían tomar la decisión?
Es realmente un dilema. Porque aún en las mejores de las circunstancias y las
medidas más estrictas, nadie puede garantizar nada.
Soy de los que piensan que se debe volver a las aulas,
porque el SARS-Cov-2 permanecerá por mucho tiempo y una vacuna eficaz y segura
no estará disponible por ahora. Debemos aprender a vivir y a defendernos de
este virus como aprendimos a hacerlo con el virus de la poliomielitis que ya
está prácticamente erradicado, o como lo hemos estado haciendo con la influenza
que después de la pandemia de 1918 que mató a más de 40 millones de personas y
que aún sigue matando a miles, no nos ha impedido hacer una vida normal.
Si esperamos las condiciones ideales para volver a las
aulas, la cifra de personas analfabetas podría volver a elevarse. Hay que
volver a la escuela, tomando las medidas más prácticas y posibles a nuestro
alcance, con mayor atención a los niños de 0 a 5 años que son los más vulnerables.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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