En los países con cierto nivel de desarrollo, la difteria es una enfermedad rara.
Esta enfermedad, que ataca
a las personas que no están vacunadas o que tienen una cobertura vacunal
incompleta, afecta la garganta y las vías respiratorias altas. La produce una
bacteria conocida como Corynebacterium Difteriae. Esta bacteria produce una
toxina que a su vez produce una pseudomembrana que cubre la orofaringe y las
fosas nasales llevando al paciente a la asfixia. Dicha toxina puede pasar al
torrente sanguíneo y a través de la sangre, llegar al corazón, cerebro y otros
órganos agravando y matando al paciente.
Se manifiesta con fiebre,
mal estado general, ronquera, ganglios inflamados a nivel del cuello y, a la
inspección el médico puede visualizar la pseudo membrana en la garganta que es
de un color blanquecino sucio grisáceo. Como la difteria ha estado controlada por
muchos años por el uso de las vacunas, los médicos jóvenes la conocen muy poco
lo que constituye otro problema.
Una vez que aparecen los
síntomas podría ser tarde. Pero si se diagnostica a tiempo, se puede instaurar
con éxito un tratamiento con antibióticos y la antitoxina específica. Pero lo
correcto es vacunar a toda la población infantil y también a la adulta, porque
la mayoría de los contagios vienen de adultos portadores sanos de la bacteria
que la pasan a los niños que no han sido vacunados.
¿Estamos hoy en el país
mejor que antes respecto a las vacunas? Claro que sí. Hoy no vemos las filas de
niños en nuestros hospitales que enfermaban y morían de poliomielitis,
difteria, tosferina, tétanos, meningitis bacterianas, otitis media, etc.
gracias a que se está vacunando, pero todavía no lo suficiente.
Y, ¿qué es lo que hay que hacer? Que el CMD, pediatras y especialistas en general, sigamos concienciando y dando la voz de alerta, que se eduque a la población y que exijamos mejores condiciones de vida para todos. Que se entienda, que el desarrollo de los pueblos no está en construir grandes plazas comerciales sin antes haber fortalecido la educación y la salud de la familia. Sin antes haber producido un mejor ciudadano, y sin antes haber disminuido las desigualdades socioeconómicas existentes. Y es que, si trabajamos estos aspectos que son los fundamentos del verdadero desarrollo, la difteria y muchas otras enfermedades evitables, pasarían a ser enfermedades raras.
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