Administrar una tercera
dosis de vacuna contra la COVID-19 fue una decisión precipitada, quizás por
miedo, que tomaron algunos países ricos y que imitaron otros países pobres. No
se justificaba porque es un gasto de esfuerzos, logísticas y recursos que obstaculizan
que las primeras dos dosis que es el objetivo primario y fundamental, lleguen a
un mayor número de personas para evitar nuevos contagios y la aparición de
nuevas variantes.
La OMS declaró que “No hay
suficientes evidencias de que sea necesaria una tercera inyección y pidió, que
las dosis excedentes sean donadas a los países más pobres en vez de ser usadas
para mejorar la inmunidad de la gente adinerada” (Los Ángeles Times, 14 de
julio, 2021).
Si la idea de una tercera
dosis es atacar a las variantes que parecen ser muy agresivas, es bueno que se
sepa, que las variantes son la consecuencia de una cobertura baja con las
primeras dos dosis que hasta el momento han demostrado que protegen bastante
eficazmente. Donde hay una población vacunada, no aparecen variantes, al menos
que esa población sea contagiada por otras personas no vacunadas.
El director general de
sanidad de los EE.UU. Vivek Murphy insistió (julio 30, 2021) en que “las
personas que están vacunadas completamente, no necesitan por el momento una
tercera dosis y que la decisión de si esa dosis es necesaria y cuándo lo sería,
la tomarán las agencias como los CDC y la FDA en base a toda la información
disponible”. No puede ser una decisión basada en criterios empíricos por muy
bien intencionada que esta sea.
El Dr. Paul Offit del
Comité de Asesores para las Prácticas de Inmunizaciones dijo: “Todavía se
necesitan más datos para tomar esa decisión y las personas con dos dosis tienen
una alta protección frente a la enfermedad severa. Ahora lo que se necesita no
es una tercera dosis para los vacunados, sino que los no vacunados se vacunen”.
Es muy probable que para
la COVID-19 sea necesario administrar más de dos dosis, como también pasa con
muchas otras enfermedades. Y es por ello que está en estudio la posibilidad de
una tercera dosis de una misma vacuna, con una vacuna diferente o la
fabricación de otra vacuna protectora contra las nuevas variantes. Pero todo ello
debe tener como soporte las evidencias científicas.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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