Definitivamente, la OMS reconoce que la adicción a los
video juegos es un trastorno mental. Aceptado en la última revisión de la
Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). No poder parar de jugar
en la internet, perder a los amigos y rendir poco en el trabajo por un año o
más son algunos síntomas de este trastorno o adicción a la “droga electrónica”
o al “opio espiritual “como lo ha llamado un medio oficial chino.
No son pocas las madres que, ponen en manos de sus niños un celular o tableta para
lograr tranquilizarlos y que le permitan hacer sus labores o su trabajo de
oficina virtual desde la casa. Es cierto que eso les permite trabajar, pero
también es cierto que le están haciendo a sus hijos un daño en su personalidad
y su salud emocional que pudiera ser irreversible.
El
pediatra lo nota fácilmente en la consulta, a la que llegan niños muy pequeños,
distraídos, muy lejos de la realidad y muy callados, y otros de más edad,
incapaces de responder a un saludo o a una pregunta, y padres que no parecen
darse cuenta. Niños irritables, apáticos y tristes. Que fueron buenos
estudiantes y que hoy, reprueban en sus escuelas y colegios. Porque de manera
irresponsable, también se les permite ir a la cama con estos dispositivos
electrónicos, dormir muy poco y llegar cansados para sus labores.
“La
undécima Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) aprobada
por los datos que aportaron más de 90 países, que está en uso por los
profesionales de la salud, codifica 1.6 millones de casos clínicos, y es la
primera revisión de la lista en 30 años, pues la revisión anterior pertenece a
un tiempo en el que este trastorno apenas existía” (OMS).
Otros síntomas frecuentes que se observan en los niños con este trastorno
mental son: angustia, ansiedad, depresión y pérdida de la autoestima.
Condiciones que mas adelante en la adolescencia, pueden llevar al intento de
suicidio o al suicidio mismo.
No queremos alarmar, pero sí alertar al decir que, la
tecnología no es mala, que lo malo es, dejarnos manipular, haciendo un uso
inadecuado de ella. Es un llamado al equilibrio en lo que hacemos y permitimos
hacer a nuestros hijos. Es un llamado a educar, si queremos contribuir a un
mejor desarrollo psicológico, físico y emocional de nuestros niños.
Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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