La ciencia siempre ha tenido sus detractores, porque los
científicos y sus investigaciones contradicen creencias o “verdades”
incuestionables. No podía ser distinto con las vacunas que son el resultado de
la investigación científica.
Edward Jenner descubridor de la vacuna contra la viruela
(1796) fue menospreciado y ridiculizado por sus colegas y la sociedad británica
de entonces, para mucho tiempo después, en el año 2002, ser declarado entre las
100 personalidades y científicos más importantes en la historia del Reino
Unido. Por la aparición de esa vacuna, el 9 de diciembre de 1979 la OMS declaró
erradicada la viruela, una enfermedad que había diezmado a millones de niños y
adultos en Europa y el resto del mundo.
Katalin Karikó (Hungría) y Drew Weissman (EE.UU.) fueron
galardonados con el premio Nobel de Medicina y Fisiología 2023 por su
extraordinario descubrimiento que permitió desarrollar las vacunas m-ARN (ARN mensajero)
contra la pandemia Covid-19. Revelación que, también ha sido víctima de mucha
propaganda engañosa. Una vez que, es uno de los más grandes avances científicos
de los últimos tiempos al cambiar nuestra comprensión de cómo el ARN interactúa
con nuestro sistema inmunológico. El tiempo, una vez más, habrá de poner las
cosas en su justo lugar.
¿Cómo funcionan las vacunas?
Para entenderlo mejor y de manera muy simple: cuando un
virus o bacteria infecta a un niño o a un adulto, nuestro sistema inmunológico
se pone en alerta y comienza a producir anticuerpos contra esa enfermedad. El
tiempo favorece al virus y a la bacteria, porque los anticuerpos se producirán lentamente
y en cantidad para ser eficientes. La persona se enferma y aunque Puede superar
la enfermedad, puede morir o quedar con secuelas permanentes.
Las vacunas, son una trampa, un “engaño” a nuestro
sistema inmunológico. Antes de padecer la enfermedad, con las vacunas se nos
inyectan o se nos dan a tomar virus y bacterias debilitadas o modificadas que
nuestro sistema de defensas identifica como una enfermedad real para comenzar a
crear anticuerpos en buenas concentraciones con el tiempo a su favor. Y son muy
seguras, porque se nos administran en pequeñas dosis científicamente pre
determinadas y previamente probadas.
Las vacunas, como cualquier biológico o fármaco pueden
producir efectos indeseados y secuelas fácilmente tratables, nunca como las
secuelas producidas por la enfermedad. Si no, pregunte a los padres de niños y
a los adultos que han padecido: sarampión, meningitis, rubeola, poliomielitis,
hepatitis o Covid-19.
Debemos estar al servicio de la población. Y
si hay que engañar a alguien, que sea a nuestro sistema inmunológico. No a
gente ingenua y desconocedora.
Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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