–No se ahogaron los cinco, porque ya habían
sacado toda el agua. –No murieron todos,
porque los bomberos llegaron a tiempo y todo el personal médico estaba
presente.
Hace tres semanas, un centro médico de la capital contrató una compañía de
limpieza para dar mantenimiento a su cisterna. Los trabajadores de dicha
compañía, sin capacitación en su oficio, conectaron una planta eléctrica
portátil para extraer el agua de la cisterna localizada en un lugar con poca
ventilación. Al rato, alguien dio la alarma de que tres trabajadores estaban
inconscientes en el fondo del estanque. Dos empleados del centro que fueron en
su auxilio, sufrieron la misma suerte. Era un sábado y a esa hora, el tránsito
permitió que los bomberos llegaran en menos de cinco minutos. En la clínica,
por suerte se estaba operando a esa
hora. Todo el personal médico de emergencia, de cirugía, enfermeras, paramédicos,
anestesiólogos y el cardiólogo, trabajaron rapidamente logrando resucitar a los
afectados que estaban en hipotensión, inconscientes y convulsionando. Todos
fueron salvados milagrosamente de morir envenenados por monóxido de carbono.
Hace ya unos años, una pareja fue
encontrada muerta en la marquesina de un motel. Todo parece indicar, que
cerraron el portón y se quedaron algún tiempo en el aire acondicionado del vehículo con el motor en marcha, se
envenenaron con monóxido de carbono. Más de una persona se ha quitado la vida
voluntariamente inhalando monóxido de carbono de esa misma manera.
El monóxido de carbono es un gas sin olor ni color que tiene una gran
afinidad por la hemoglobina, una vez inhalado
se une a ésta proteína formando una molécula llamada carboxihemoglobina. Tiene
240 veces más afinidad por la hemoglobina que el oxigeno al que rapidamente desplaza.
Al no llegar oxigeno en cantidad suficiente a los tejidos y órganos vitales, el
paciente puede morir en pocos minutos. La rapidez con la que se actúe es vital,
como también lo es, el tiempo de exposición al gas.
El monóxido de carbono se encuentra en el humo de la combustión de los
automóviles, en la combustión de la leña, plantas eléctricas, fogones,
candelabros etc. Cualquier persona, niño o adulto que respire estos gases en un
lugar poco ventilado, puede envenenarse. Y, los primeros síntomas suelen ser:
cefalea, mareos, nausea, vómitos, debilidad, perdida de la conciencia, coma y
muerte.
La medida más importante que primero se debe tomar es, retirar al paciente
del lugar donde se está produciendo el tóxico y si es posible, suministrarle
oxígeno al 100%. De inmediato, llevarlo a la emergencia del centro médico más
cercano, donde se tomarán acciones más complejas si fuese necesario.
Si el caso que hemos narrado se produce en otro lugar y no en una clínica,
y si no se hubiesen dado las circunstancias casi milagrosas que se dieron, hoy
estaríamos narrando la historia, pero con un final diferente. Tenemos que aprender, que no se puede vender un servicio
cual que sea, con personas sin preparación para ese oficio. Eso debería ser
cosa del pasado. Y, en nuestro medio, ¿quién los regula?
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana
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