Los médicos en sentido general, los padres, y los
pediatras en particular, debemos iniciar más temprano la búsqueda de signos y
síntomas de dos enfermedades con características epidémicas que están afectando
a la población joven del mundo: la obesidad y la depresión.
Debemos hacer pruebas de colesterol a los niños desde que
han llegado a la escuela intermedia, si queremos evitar las complicaciones que
las grasas pueden generar.
Debemos buscar síntomas
tempranos de depresión. Desde los once años de edad, como recomienda la Academia Americana de Pediatría
(AAP) en las “Directrices Actualizadas de Atención Preventiva”. Y, en los adolescentes
mayores, incluir la prueba para el VIH, el virus causante del sida.
Epidemia de obesidad
significa, que los niños están desarrollando unos niveles más altos de
colesterol, un factor de riesgo para las enfermedades cardiacas a unas edades
más tempranas. Y, la depresión, se vincula a un mayor riesgo de suicidios y
asesinatos en la adolescencia. “Uno de cada cinco niños cumplirá con los
criterios diagnósticos de depresión en algún momento”, señala el Dr. Joseph
Hagan profesor de pediatría de la Universidad de Vermont, Burlington, Nueva
Inglaterra.
Si se sospecha la depresión, el médico debe evaluar la
gravedad del caso y referir el joven a trabajo social y al psicólogo, y ver si
es necesario iniciar un tratamiento. Una pregunta clave a los padres será: ¿tienen
armas de fuego en la casa? Si es así, pedirles que se deshagan de ellas y no
conformarse con guardarlas bajo llave, porque un adolescente inteligente,
depresivo y decidido, en algún momento las encontrará.
Las pruebas del colesterol se harán preferiblemente entre
los 9 y 11 años de edad, y en sentido general, se recomendará un estilo de vida
y alimentación saludables en lugar de los fármacos, si se desea reducir los riesgos cardiacos
potenciales en la población joven. A estas edades, se podrían descubrir además,
trastornos del metabolismo de las grasas de origen hereditario que pudieran
estar afectando también a los padres.
Pruebas del VIH: Mientras más temprano se diagnostica a
alguien con VIH, más pronto se puede iniciar el tratamiento, que en la
actualidad, mantiene al individuo libre de síntomas y la posibilidad de cambiar
el curso de la enfermedad.
Las directrices revisadas de la AAP para la prevención de
enfermedades en la edad pediátrica, no solo se limitan a la obesidad y a la
depresión. Son una guía que debemos tener en cuenta para el diagnóstico a
tiempo de enfermedades que se pueden prevenir y tratar, si deseamos una mejor
calidad de vida del niño y el joven, que son el futuro de toda sociedad.
Fuente: HealthDay, NIH, febrero 24, 2014.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana
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