“El alcohol es una neurotóxica,
y la exposición al mismo es en la actualidad la principal causa prevenible de
defectos congénitos y discapacidad intelectual y del neurodesarrollo del niño”
(Janet Williams, profesora de pediatría del Centro de Ciencias de la Salud de
la Universidad de Texas en San Antonio).
La mujer que desea quedar embarazada o que ya lo está, no debe tomar ningún
tipo de bebida alcohólica, porque puede ser muy peligroso para su hijo. Ya en
el año 1968 el doctor Paul Lemoine en Nantes, Francia, había publicado un
estudio de unos niños con características específicas cuyas madres eran
alcohólicas. Pero no fue hasta 1973 cuando Kenneth Lyons Jones y David W. Smith
de la Universidad de Washington en Seattle, que describieron la entidad que
conocemos como síndrome alcohólico fetal.
La cabeza de los niños con éste síndrome es pequeña, su puente nasal es
plano, las aberturas oculares son pequeñas, nariz corta, labio superior
delgado, surco naso-labial liso y sus ojos recuerdan al síndrome de Down. Y, lo
más grave es, que el retraso mental siempre está presente en menor o mayor
grado.
Un estudio reciente sugiere que uno de cada 20 niños en los EE.UU. podría
tener problemas de salud o conductuales relacionados con la exposición del niño
al alcohol antes de nacer. Se encontró, que entre el 2.4% y el 4.8% de los
niños sufren de algún tipo de problema de lo que ahora se conoce como
Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal. “El TEAF, es un término general que
abarca un espectro completo de afecciones permanentes que van desde leves a
graves, y que cubren una amplia variedad de defectos físicos y déficits
cognitivos, conductuales, emocionales y del funcionamiento adaptativo”
(Investigación aprobada el 27 de octubre/2014 para su publicación en la revista
Pediatrics para la edición de noviembre/2014).
Pero, ¿puedo tomarme aunque sea una
copita de vino?, la respuesta es no. Como no se sabe cuál es la cantidad de
alcohol que puede afectar al feto, lo correcto es, que la mujer embarazada no
tome ninguna cantidad. Solo así, no se corre el riesgo de que su hijo pueda
nacer con alguna discapacidad atribuible al Trastorno del Espectro Alcohólico
Fetal, que es un problema de la salud infantil muy serio y no poco común.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana
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