No existe la felicidad permanentemente. Eso no es posible. Pero existen muchos
ratos y momentos felices, y es nuestro deber, que esos momentos se
multipliquen. Porque los tiempos malos, difíciles y duros llegarán solos, sin
necesidad de pedirlos. Y, ¿Quiénes son las personas más felices? Los más
felices del planeta son las personas agradecidas, y aquellas que sienten
compasión por el prójimo que sufre, y que hacen cosas para aliviarlos.
La tendencia natural del ser humano es poner más atención a lo que está mal
y no ver las cosas buenas que tenemos, que nos suceden y nos rodean. Por eso
los periódicos venden los peores titulares y la televisión acapara la atención
con malas noticias. Es algo normal que debemos conocer y con lo que hay que
lidiar.
Esa tendencia es un mecanismo de defensa de nuestro cerebro a fin de evitar
el peligro y asegurar nuestra supervivencia. Se tiende a ver lo que está mal y
poner más atención a lo inesperado, porque puede representar un riesgo a
nuestra seguridad. Pero, si no hacemos un ejercicio permanente, es muy posible
que los pensamientos negativos nos dominen y afecten nuestras expectativas para
hacer de la negatividad el centro de nuestras vidas. Hay entonces que aprender
a reeducar nuestra mente y nuestro cerebro para nuestro beneficio.
Podemos aprender a tener más tiempos felices y a vivir mejor. Seamos
agradecidos y compadecidos, pongamos atención a las pequeñas cosas buenas que
nos suceden y a tantos dones que hemos recibido a veces sin merecerlos,
aprendamos a aprender a sacar beneficio incluso de nuestros peores momentos.
Sepamos rodearnos de personas con actitud positiva, y, hagamos al mismo tiempo, un esfuerzo para que
otras personas puedan descubrir todo lo bueno que tienen y todo lo bueno que
les rodea. No hay excusas ni existen razones valederas para no hacerlo .Tampoco
es un asunto de tiempo o edad, porque nunca seremos tan jóvenes o tan viejos
como para no intentarlo.
Navidad y fin de año es un momento precioso para agradecer y ser compadecidos
con el más débil y con aquel que no ha tenido las oportunidades que tú o yo
hemos tenido. Es algo que debemos enseñar siempre a nuestros hijos desde muy
pequeños, para que de adultos, puedan ser personas agradecidas, compadecidas y
más felices. Feliz Navidad y fin de año para todos. AMEN.
Dr. Marcos Díaz Guillén
Pediatra-Neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana
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