Como pediatra en ejercicio, he establecido una relación de amistad con
muchos padres, y Llama mi atención, la percepción que muchos de ellos
tienen, respecto al mensaje que las familias,
y muy particularmente los niños y adolescentes están recibiendo de las personas
que se supone, representan el “orden y la autoridad” en nuestro país.
Salvo las excepciones que confirman la regla, líderes y gobernantes,
legisladores y jueces, síndicos y regidores, policías y militares, directores y
subalternos, en fin, todo aquel que se supone representa la autoridad en
nuestra sociedad, no se respeta así mismo, irrespeta a los demás, y son unos
irresponsables de sus actos. Lamentablemente, esa es la percepción de la gente,
algo que estamos en la obligación de comenzar a cambiar, si no queremos
sucumbir como nación.
La familia, el adolescente y el niño dominicanos están pidiendo a gritos
orden, y un mínimo de decoro y decencia de parte de nuestra autoridad. ¿Cómo es
posible, que con el desarrollo y avances que en el orden económico hemos tenido,
nos pasen los años con los mismos problemas?: hogares sin agua potable, salud y
educación desastrosas, niños y adultos muriendo de lo mismo, niños deambulando,
tanto desempleo, apagones permanentes y un caos en el tránsito vehicular que
tiene a la ciudadanía al borde de la locura. Nunca antes en la faz de la
tierra, ha sido tan difícil poner en orden a un país tan pequeño y con tanta
riqueza. Esa es la percepción.
El niño, el joven y la familia, necesitan recibir señales claras de la
autoridad que se ha elegido para dirigirla: Honestidad, verdad, trabajo,
disciplina, justicia, sinceridad, coraje, orgullo de país, confianza,
fidelidad, agradecimiento, compasión etc. Valores, que en nuestros dirigentes
parecen estar ausentes. Esa es la percepción.
Doctor, ¿y usted piensa votar el próximo año? Es mi deber y mi derecho, le
contesto a mi amigo haciéndome el ingenuo. Esta vez, votaremos por un gobierno
de “unidad nacional”, agrego. A lo que mi amigo y paciente de muchos años me
responde: “¿Usted sabe lo que yo me imagino y tengo en mi mente?, que nuestro
país es un cadáver, al que los carroñeros están esperando para engullirlo y
saciar su hambre”. Así yo no voto, me niego a votar. Me dio un abrazo y se fue.
Esa es la percepción, algo muy lamentable.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana
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