Hace casi cuatro décadas, un hombre excepcional, le dijo a sus seguidores y
al mundo: “No tengáis miedo”, no les dijo, no sintáis miedo. Porque el miedo es
parte de la condición humana y, elemento necesario para avanzar y lograr
metas. Muchas personas, no han logrado
cosas por miedo, porque les parecen imposibles. Y, mientras aprendemos esa
cultura, pocos se tomarán la molestia de intentarlo.
Cuando decidimos enfrentar el miedo, nos situamos fuera de nuestra zona de
confort, y mientras más nos alejamos de esa zona, más cerca estamos de hacer
cosas extraordinarias. La inacción por el contrario, nos deja a merced del otro,
de las circunstancias y del azar, para convertirnos en víctimas.
Como el miedo es algo propio del ser humano, es función de los padres,
explicar al niño, que también los adultos sentimos miedo, que es algo normal, y
que lo correcto es, aprender a manejarlo. Es hacerle entender, que existe el
miedo racional, que es el que nos lleva a obtener metas que nos parecían
imposibles, y que existe otro miedo, el irracional, que es el que nos hace
inútiles, y que se comporta como el amigo o el pariente raro, que sin haber
sido invitado, se te aparece a la casa, y que si es bien recibido, se quedará a
vivir contigo.
Si queremos avanzar como sociedad debemos vencer el miedo a decir la verdad
y a expresar nuestros sentimientos e ideas. Debemos cumplir con nuestros deberes
y exigir el respeto a nuestros derechos. Vencer el miedo es, enfrentar nuestros
problemas y compromisos de una manera racional y consciente, sin vocinglerías y
sin vulgaridad, es estudiar y trabajar. Es ocupar el puesto del inepto y el
vago, es meterse en el fango para conseguirlo. Vencer el miedo es,
reinventarnos y convertirnos en emprendedores, es aportar soluciones y
quejarnos menos.
El 22 de octubre de 1978, Karol Jozef Wojtyla (Juan Pablo II), al iniciar
su pontificado, le dijo a sus feligreses y al mundo, “No Tengáis Miedo”. Esas palabras, fueron el eje
fundamental de todo su trabajo apostólico hasta su muerte en el año 2005. Es
probablemente, uno de los gritos más esperanzadores y revolucionarios del mundo
contemporáneo, que se debate entre la angustia y los miedos que nosotros mismos
hemos creado: las guerras, la cultura de la muerte, la injusticia, y la pérdida
de la dignidad humana.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana
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