El efecto
invernadero es la retención del calor del sol en la atmósfera de la tierra debido
a la capa de gases que hay en dicha atmósfera. Si no fuera así, la vida en la
tierra no fuera como la conocemos, pues el planeta se habría enfriado tanto que
resultaría invivible. Se le ha llamado así, recordando el efecto de la radiación
solar que al pasar a través de un cristal retiene el calor dentro de un invernadero.
Este fenómeno que es normal en nuestro planeta, el hombre lo ha desequilibrado
con el uso indiscriminado de los combustibles fósiles (petróleo), la
industrialización y la deforestación. Se ha acumulado una gran masa de gases en
la atmosfera que ha llevado a un calentamiento que hoy se manifiesta con
grandes sequías, aguaceros torrenciales, huracanes, inundaciones, tifones y
monzones de magnitud y frecuencia nunca antes vistos.
La OMS afirma,
que más del 88% de la carga de morbilidad atribuible al cambio climático se da
en niños menores de 5 años. Y, la Academia Americana de Pediatría ha producido
una declaración política que vincula al cambio climático con la salud,
desarrollo, bienestar y nutrición infantil.
“Ha llegado la hora de emprender a nivel local y mundial estrategias
donde los políticos, las organizaciones especializadas y la sociedad iniciemos
programas de educación en niños y adultos para la prevención de las calamidades
que el cambio climático representa: desastres naturales, estrés por calor, mala
calidad del aire que respiramos, el ruido y su impacto en nuestra audición, el
incremento en las infecciones infantiles, del asma y otras enfermedades
respiratorias, y, la amenaza respecto al suministro de agua potable y alimentos
a la población”.
Los niños, son
los más vulnerables a las enfermedades transmitidas por aves migratorias que
ante estos cambios buscan nuevos hábitats, y a los desplazamientos humanos en
busca de alimentos y agua: malaria, dengue, chikungunya, Zika, virus del Nilo
Occidental, enfermedad meningocócica, diarreas amebianas etc. a lo que hay que
sumar, los que quedan en la orfandad.
Los pueblos tienen que empoderarse a todos los
niveles. Obligando a los gobernantes al compromiso de educar y elevar las
condiciones de vida de la gente. Que no se trata de ir a la ONU a firmar
protocolos, objetivos y metas que saben no desean cumplir.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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