La falta de
sueño favorece la obesidad. Y por el contrario, el niño cuyos padres le han enseñado el hábito de
dormir su noche completa, es un niño más independiente, menos demandante y más
equilibrado, con mejor desarrollo físico y cognitivo. Puesto que el niño es
sinónimo de movimiento, con suficientes horas de sueño logrará llevar a
condiciones basales su frecuencia cardiaca, su presión arterial y su frecuencia
respiratoria, y su cerebro logrará su merecido descanso. Con un buen sueño
nocturno se favorece la liberación de hormonas importantes para un mejor
desarrollo humano: hormona del crecimiento, melatonina, serotonina y otras..
Investigaciones recientes están asociando la
falta de sueño con la obesidad en niños y adultos, es decir, que si se
duerme pocas horas, se tienen más
probabilidades de ser obeso. Algunos pensarían que es lo contrario. Que los
obesos siempre viven durmiendo. Entonces, si duermen tanto, deberían mantener
un buen peso. Ese sueño, es producto de una respiración deficiente por defecto
de un control del cerebro sobre la respiración con acumulación de CO2, falta de
oxigeno y apneas prolongadas, que más que un verdadero sueño es lo que se
conoce en medicina como la somnolencia del obeso o “síndrome de Pickwick”.
El cuerpo
humano produce dos hormonas que son reguladas por el sueño y que manejan la
sensación del hambre y la saciedad. Una es la Leptina, que es producida por los
adipositos o células grasa de nuestro cuerpo. La liberación de esta hormona en
la sangre indica que nuestros adipositos tienen suficientes reservas de grasa
que al actuar sobre el hipotálamo va a inhibir el hambre (saciedad), y la otra
es la Ghrelina, que es sintetizada por el estómago cuando está vacío, que
produce la sensación de hambre. Dormir pocas horas por las noches se ha
demostrado que baja los niveles de Leptina y aumenta los de Ghrelina y que ambos
efectos se suman cuando se duerme poco y mal aumentando el hambre, lo que lleva
al individuo a ingerir mucho más calorías.
Los padres
deberíamos lograr que desde muy pequeños nuestros hijos tengan buenos hábitos
del sueño y de convivencia civilizada.
Con ello en gran medida le estaríamos ganando la batalla no solo a la obesidad,
sino también a conductas que hoy están dañando la calidad humana de nuestros
niños y jóvenes.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana
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