El efecto invernadero que está padeciendo el
planeta con el consiguiente calentamiento y cambios en el clima está afectando
la salud de todos y en particular la de los niños. No hay que ser un experto
para entenderlo. Lo estamos viviendo y yo quiero explicarlo de una manera
simple. Hace una semana interné un niño de 10 años de edad que luego de
permanecer 4 horas haciendo deporte al aire libre, sin haber ingerido agua y
calorías suficientes, sintió mareos, escalofríos, dolor abdominal, taquicardia,
deshidratación y vómitos sanguinolentos.
La actividad física en un
ambiente caluroso como el nuestro, sin una buena hidratación, puede llevar a
cualquier persona y particularmente al niño a lo que se conoce como “golpe de
calor”. Un estado que se caracteriza por desvanecimiento, mareos, pulso débil y
rápido, hipertermia, respiración difícil, pérdida de la conciencia y
convulsiones.
A pesar de lo esencial que
es el agua en la regulación de nuestras funciones orgánicas, nuestro cuerpo no
tiene la capacidad de almacenarla y, por el contrario, sin darnos cuenta
perdemos dos litros y medio de agua cada día. 1, 500 ml. por la orina, 150 ml
por las evacuaciones, 350 ml por el sudor y unos 500 ml por el solo hecho de
respirar. Si al niño, que de hecho vive en movimiento se le exige en un
campamento de verano que duplique o triplique su actividad física,
los riesgos de deshidratación aguda y sus complicaciones son muy altos.
El agua regula la
temperatura y humedece el aire que respiramos, es un elemento esencial en la
sangre para que esta no se vuelva espesa y pueda llevar suficiente oxígeno a
nuestros tejidos y órganos vitales. Es esencial en la producción de líquido
cefalorraquídeo por el cerebro. En el oído humano las ondas sonoras se
transmiten a través del agua y la luz se refleja a través del agua en nuestros
ojos. No hay buena saliva sin agua, y sin saliva no habrá una buena digestión y
absorción de los alimentos.
En conclusión: es
saludable hacer deporte y actividad física al aire libre, sin olvidar que vivimos
en un planeta que cada día se hace más caliente y en el que todos, y particularmente
los niños, que si no los cuidamos, podrían ser los más perjudicados.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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