Desde que el nuevo coronavirus nos obligó a aislarnos, se
han venido reportando muchos casos de miedos, ansiedad y depresión en todo el
mundo. Han aparecido cambios en los patrones normales de alimentación y del
sueño y, las enfermedades mentales se han agravado y multiplicado. También, se
aprecia un mayor consumo de tabaco, alcohol y drogas ilícitas. Con el agravante
de una desescalada que, en nuestro país, ha sido muy anárquica e irresponsable,
produciendo un incremento mucho mayor del esperado de los casos de contagio.
En estas circunstancias, recordar, que ninguna nación por
rica y poderosa que sea, que no es el caso nuestro, sin el compromiso de sus
ciudadanos puede salir airosa de esta situación que, por lo que vemos, podría prolongarse
en el tiempo. Que hay tres reglas de oro que no debemos olvidar: lavado de las
manos, uso de mascarillas y distanciamiento personal.
Y, ¿qué está pasando con los niños que tienen tanto
tiempo confinados sin poder hacer lo que antes hacían? Que están cambiando sus
hábitos de alimentación. Los que comían muy bien, ahora no están comiendo o
están comiendo demasiado. Están teniendo trastornos en la calidad y la cantidad
del sueño, con temores, miedos, terror nocturno y pesadillas. Se están
convirtiendo en niños muy demandantes, irritables y adictos a la TV Y a todo
tipo de pantallas.
Es necesario, que generemos confianza en nuestros niños,
que les expliquemos la verdad sobre la pandemia con las palabras adecuadas para
su edad y comprensión. Decirles que esto no es para siempre, aunque no sepamos
con seguridad cuándo terminará. Debemos implementar una disciplina diaria. La
hora de ir a la cama deberá ser siempre la misma, y que vayan al dormitorio sin
ningún tipo de dispositivo electrónico. Dar mensajes y contar historias que le
generen tranquilidad y confianza. Fomentar bajo nuestra supervisión conexiones
virtuales donde el niño pueda compartir con familiares y amigos. Y, al día
siguiente, proporcionar una buena lectura, momentos de ocio y ejercicio físico,
evitar el sedentarismo y la obesidad, el miedo y la vagancia. Recordar que,
manteniendo las reglas y las directrices sanitarias, se pueden hacer caminatas
y muchas otras cosas. Por ejemplo, seguir viviendo de la manera más sencilla y
sensata posible.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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