“Padre, decidme qué le han hecho al río que ya no canta.
Resbala como esos peces muertos bajo un palmo de espuma
blanca.
Padre, que el río ya no es el río.
Padre, antes de que llegue el verano, esconda usted todo
lo que esté vivo.
Padre, decidme qué le han hecho al bosque que ya no hay
árboles.
En invierno no tendremos fuego ni en verano sitio donde
resguardarnos.
Padre, que el bosque ya no es el bosque.
Padre, antes de que oscurezca llenad de vida la despensa.
Sin leña y sin peces, padre, tendremos que quemar la
barca, labrar el trigo entre las ruinas, padre, y cerrar con cerrojos la casa.
Y decía usted… padre.
Si no hay pinos no habrá piñones, ni gusanos, ni pájaros.
Padre, usted nos dice que donde no hay flores no hay
abejas, ni cera, ni miel.
Padre, que el campo ya no es el campo.
Padre, alguien anda por ahí pintando el cielo de rojo y
anunciando lluvia de sangre.
Padre, los que rondan por ahí son monstruos de carne con
gusanos de hierro.
Padre, no tengas miedo, y decidle que no, que sus hijos
los esperamos.
Padre, que están matando la tierra.
Padre, deje usted de llorar… que nos han declarado la
guerra”.
Estas, son las
letras de la canción PARE de Joan Manuel Serrat en idioma catalán, dada a
conocer en los años 70 del siglo pasado. El cantautor, compositor, actor,
escritor, poeta y músico fue tildado entonces de fatalista por esta canción. Pero
solo se estaba adelantando por más de cuatro décadas a lo que se veía venir. La
destrucción de nuestro hábitat, los ríos, la fauna y la flora por las
corporaciones transnacionales que destrozan las selvas del África, de la
Amazonía y en otras partes del mundo.
En el día del padre, el último domingo del mes de julio
en nuestro país, yo invito oír esta canción, que más que una canción es una
profecía. Es la crónica de una catástrofe anunciada. Porque el planeta tierra,
sus animales, sus bosques y las personas que lo habitamos, no sobreviviremos
mucho tiempo si nuestros gobernantes y líderes insisten en mantener su maridaje
con esos monstruos de carne con gusanos de hierro que nos han declarado la
guerra.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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