domingo, 20 de diciembre de 2020

LOS ABUELOS HOY MÁS QUE NUNCA

 

Al acercarse la navidad, es bueno que reflexionemos sobre aspectos de esta pandemia que no son medibles por las estadísticas. Y es, cómo esta enfermedad está impactando en los abuelos, una parte muy sensible de la familia que, por su edad, son los más afectados por la COVID-19, y que también afecta a la población infantil por el rol que ellos juegan en la educación y desarrollo del niño.  

 

En los EE.UU. un país rico, hay 2. 4 millones de abuelos cuidando a sus nietos, haciendo malabares con los factores estresantes de la pandemia, entre estos, la educación a distancia, el aislamiento social y las limitaciones económicas. Y, ¿qué pasa en nuestros países con los abuelos, los niños y la pandemia? Lo mismo, pero de manera exponencial. Porque cada día son más los padres encargados de mantener a pesar de sus precariedades a las hijas solteras que se embarazaron y a sus nietos; multiplicando milagrosamente el pan y aportando con su pequeña pensión si es que la tienen, la que comparten con un amor sin límites entre todos.

 

En otro orden, la abuela que decidió criar a su nieto que tiene alguna discapacidad, está renunciando a todo, a su libertad y al tiempo de tranquilidad al que tiene derecho. Le está brindando a ese niño especial la estabilidad emocional que se le da a la persona que se sabe amada, está manteniendo su identidad racial y cultural, y le está dando el sentido de pertenencia que ella sabe dar. Quizás con la íntima convicción en medio de esta calamidad mundial que, al llevar a su niño a la cama, pudiera estar dándole su último abrazo.

 

Los abuelos son transmisores de experiencias, son el hilo conductor entre una generación y otra, y, tienen la paciencia para explicar y dar a conocer las vivencias que han marcado a la familia, aportando al niño el sello de su identidad familiar. El niño a su vez, es un educador de sus abuelos, porque les motiva a ser más activos y creativos en una etapa de la vida en la que la depresión es común.

 

  No permitamos que la COVID-19 pueda romper esos vínculos. Hoy más que nunca debemos estar ahí, bien atentos. Porque si la abuela (o) desaparecen, quién le dará al niño esa magia que solo los abuelos saben dar.

Dr. Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo

República Dominicana.

 

 

 

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