Como pediatra, he atendido muchísimos niños a
los que he puesto innumerables vacunas. Unos han presentado malestar general,
fiebre etc. e incluso alguno ha convulsionado después de una vacuna y a nadie
le había preocupado. Paradójicamente, ahora que estamos en medio de una
pandemia y que la vacuna es una prioridad para detener al nuevo coronavirus, muchas
madres me llaman dando sus razones para no vacunar, porque han oído o leído muchas
cosas.
El 27 de mayo 2021 los
Centros para el Control de Enfermedades de los EE. UU. (CDC) informaron al
mundo que la vacuna Pfizer-BioNTech es segura y debe administrarse a toda
persona a partir de los 12 años. Que, en los EE.UU. se administra bajo el
monitoreo de seguridad más estricto de la historia. Que una vez el niño ha
recibido la primera dosis, tres semanas después deberá recibir una segunda
dosis. Que es imposible que la vacuna pueda producir la enfermedad. Y que el niño
puede recibir la vacuna COVID-19 aunque recientemente haya recibido otra
vacuna. Información que desconocen los vacunadores del MSP que están devolviendo
a niños sin vacunar, porque no ha pasado un mes de una vacuna anterior.
Se han reportado casos de
miocarditis y pericarditis en jóvenes masculinos luego de recibir la segunda
dosis de la Pfizer, 16 casos en un millón (0.000016) esto, se está estudiando y
no debe ser motivo para no vacunar, porque iguales eventos se ven en jóvenes
que no se han vacunado. Y es que la metodología científica es tan rigurosa que,
si una persona después de haberse vacunado sufre un infarto, ese evento debe
relacionarse con la vacuna hasta que se demuestre lo contrario.
La teoría de una
conspiración mundial. Para que ésta sea posible, debe existir una hegemonía sin
competencia comercial ni política de un país sobre el resto del mundo. Tampoco tiene sentido que China, Rusia, el
resto de Europa y los EE.UU., países comercial y políticamente adversarios, se
hayan confabulado para lanzar un virus al resto del mundo, o que un país lo
haya hecho sin que el otro lo haya denunciado. Peor aún, que esos países se
estén gastando enormes sumas de dinero vacunando a su gente.
Que nadie nos engañe. Oigamos a los
científicos y vacunémonos todos incluyendo a nuestros niños, si realmente
queremos parar esta pandemia.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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