Si bien es cierto que los
niños en su mayoría son afectados menos severamente por el SARS-Cov-2, muchos
han fallecido, y han sido el medio de contagio para los adultos que están a su
alrededor.
Millones de niños con alguna condición de
salud: asmáticos, cardiópatas, diabéticos, falcémicos, enfermos renales etc. si
se contagian con el nuevo coronavirus, tienen los mismos riesgos que los
adultos de agravarse y morir. Por lo tanto, también los niños deben ser vacunados.
Los Centros para el
Control de Enfermedades de los EE.UU.(CDC) recomiendan que todas las personas a
partir de los 12 años se vacunen contra la COVID-19 para protegerse ellos
mismos y a las personas que están a su alrededor.
Vacunar al mayor número de
personas en un país es imprescindible para propiciar la inmunización de rebano,
detener la pandemia y evitar la aparición de mutaciones y nuevas variantes.
Porque a mayor tiempo de un virus circulando en una población, mayores son las
probabilidades de que estos fenómenos se produzcan.
En mayo 2021 los CDC
informaron que las vacunas contra COVID-19 en los niños son seguras y
efectivas. Que se administran bajo el monitoreo de seguridad más estricto de la
historia en los EE.UU. Que una vez que el niño ha recibido la primera dosis de
la vacuna Pfizer-BioNTech, tres semanas después deberá recibir una segunda
dosis. Que no es cierto que la vacuna pueda producir la enfermedad y, que el niño
puede ser vacunado contra la COVID-19 y otras vacunas el mismo día sin
necesidad de esperar dos semanas entre una vacuna y otra.
Tanto el niño como el
adulto puede presentar alguna reacción contra la vacuna del COVID-19 y contra
cualquier otra vacuna como dolor e inflamación local, cansancio, cefalea,
escalofríos, dolores musculares y fiebre; y esto es una señal normal de que su
cuerpo está creando protección. Síntomas que casi siempre son transitorios, y
que van a variar de una persona a otra.
Lo que debe quedar claro en
los padres y la población es, que los beneficios de la vacuna siempre serán muy
superiores a sus efectos secundarios.
Saludamos como buena y
válida la estrategia de las autoridades de nuestro país de disponer de las vacunas
Pfizer para proteger a nuestros niños y adolescentes. Ojalá pudiera ser igual para
las embarazadas, otro sector de la población tan vulnerable.
Dr. Marcos Díaz Guillén
pediatra-neonatólogo
Santo Domingo
República Dominicana.
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