lunes, 7 de febrero de 2022

MADRES QUE NO DUERMEN

 

El nacimiento de un niño(a) debe ser motivo de alegría y no de angustia y frustraciones. Algo que vemos a diario en muchos padres, particularmente en las madres, que no pueden dormir, descansar, y ni siquiera poner atención a su cuidado personal, porque el bebé las tiene a su merced.

 

Hemos dicho en muchas ocasiones, que el niño debe aprender y se le debe enseñar a dormir su noche completa. Porque con el sueño nocturno se liberan las hormonas que son necesarias para su crecimiento y bienestar. Con el sueño nocturno, descansa su cerebro y bajan a niveles basales su tensión arterial, frecuencia respiratoria y cardiaca, para poder rendir más y mejor al día siguiente, y, convertirse con el tiempo en una persona menos egoísta, menos dependiente, más alegre y feliz, que debe ser el objetivo de todos los padres.

 

Y, ¿qué pasa con esas madres que sus hijos las mantienen en vilo, que pasan semanas y meses sin dormir? Que se vuelven irritables y se estresan de tal manera, que nos dicen que no debieron haberse casado, que están al borde de la locura y que hubiesen preferido no haberse embarazado. Desconociendo que el matrimonio y la maternidad son un privilegio. Es poder perpetuar la especie y extender la familia. Es aportar hijos, sobrinos y nietos, y hacer del hogar un espacio placentero. ¿Qué ha pasado? que no tuvieron una preparación previa y que los profesionales que estamos llamados a educar a las parejas, tenemos mucha prisa.

 

En mi práctica pediátrica trato de sacar un tiempo con cada recién parida. Les explico que la educación del niño comienza desde el nacimiento, que éste no sabe hablar, que su lenguaje es el llanto, que puede tener múltiples interpretaciones. Que su bebé debe tener satisfechas sus necesidades: abrigo, alimentación, higiene etc. y que, si no tiene alguna condición especial y no está enfermo, desde el principio, necesita de algunos límites y reglas para que pueda desarrollarse física y emocionalmente.

 

Que, con amor, dulzura y con carácter, su bebé disfrutará su espacio y aprenderá a respetar el espacio de los demás. Les enseño una estrategia para lograrlo, y quienes la han aplicado, se sienten bendecidas de haber parido.

 

Y es que todos los niños nacen con la vocación de ser personas felices. Somos los adultos los que nos encargamos de distorsionar esa vocación.

Marcos Díaz Guillén

pediatra-neonatólogo

Santo Domingo

República Dominicana.

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario