lunes, 4 de julio de 2011

Educación en la República Dominicana

En más de una ocasión, hemos dicho que si el país desea un verdadero desarrollo, en sus líderes, ciudadanos y gobernantes deberá producirse un cambio radical. Estos últimos, deberán poner atención especial a la salud y educación del pueblo, porque solo una nación saludable en posesión del conocimiento, estará en posibilidad de crecer y competir en la sociedad global del momento.
Aunque parezca contradictorio, el ciudadano deberá volver a sus valores y principios de antaño. Pues el desarrollo de una nación no está en sus minas ni en sus playas. El desarrollo verdadero está en nosotros mismos, que si esperamos a que nos llegue desde afuera, estaremos perdidos.
“ La República Dominicana ha mantenido un desarrollo sostenido e innegable en los últimos 40 años de un 5,5%, muy superior al 3,5% del promedio en la región. La estabilidad política en los últimos tiempos explica en parte el éxito de un turismo floreciente y de un incremento en las exportaciones hacia los EE.UU.” ( informe Attali ). Sin embargo, esto no se ha traducido en bienestar para la población que sufre una situación eléctrica catastrófica, con un Estado que se hipoteca cada día más y una sociedad poco educada y muy mal preparada para el futuro.
En los últimos días el país ha estado viviendo los reclamos del 4% del Producto Interno Bruto ( PIB ) para la educación, que por ley es una obligación del gobierno. Si bien es cierto que el problema no es solo de dinero, no hay dudas, que entregarlo sería una buena manera de empezar. Lo que es una verdadera tragicomedia es oír a políticos que ya han pasado por el gobierno apoyando esos reclamos y, a funcionarios actuales pretender justificar el no pago porque esa ley es vieja y nadie la ha cumplido. Es decir, existe una ley que yo no estoy en disposición de cumplir porque los otros no lo hicieron.
Situándonos en el país de la utopía, imaginemos que el gobierno entregara el 100% del PIB a la educación, si seguimos pensando y actuando como hasta hoy, si no se produce el cambio que en nosotros debe producirse, aún así, deberíamos esperar muy poco. Porque la escuela, el colegio y la universidad instruyen y capacitan, no educan, aunque sí pueden ayudar en la educación. Esta, se obtiene en el hogar, donde los padres con su ejemplo e inculcando principios de honestidad, trabajo, disciplina y amor siembren en el niño la impronta de la verdad, para la consecución en el futuro de una sociedad más justa.

Dr. Marcos Díaz Guillén
Pediatra-Neonatólogo
Santo Domingo, República Dominicana



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